5 • luwoo

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🍹one night🍹

yukhei pov.

Estaba en uno de los salones más reconocidos de todo Seúl, mi padre me había llevado exclusivamente por haber cumplido la mayoría de edad hace un par de semanas.

-Señorita Kang, un gusto volver a verla -se saludaron besando ambas mejillas y solo atiné a sonreí y derle una leve reverencia a la mujer- este es mi hijo, Yukhei.

Ella solo me sonrió devuelta y acomodò su chalín dorado que hacía juego con su ajustado vestido negro. Caminò a lado de mi papá y yo iba detrás de ellos, segundos después entramos a un salón demasiado elegante. Personas con ropa igual de costosa era vista desde la terraza. Volteé con mi papá y él aún estaba entablando conversación con la pelinegra.

-Quiero que le des lo mejor de lo mejor.

-Mis niños son conocidos por ser costosos y muy dedicados a lo que hagan, claro que va a ser de lo mejor.

Fruncí el ceño, y cuando miré enfrente al otro lado del balcón había un joven con solo una bata dejando a la vista parte de sus clavículas y hombros. Acomodó sus brazos en el barandal y sus manos entre su cabeza mientras que me saludaba lentamente.

-Lo más nuevo que tengas, el dinero no es problema. -la mujer soltó una leve risa, yo aún seguía embobado con aquel chico que parecía ser esculpido con mucho cuídado.

-Jungwoo será perfecto. Completamente nuevo, solo con poca experiencia.

Escuché un sonido de aprobación por parte de mi padre y después lo escuché gritar mi nombre. Me solté del barandal y caminé hasta ellos.

-Tendré que ir a prepararlo entonces, firmarenos el contrato señor Wong, y Yukhei -volteé con ella- ve al cuarto 8 en treinta minutos -después de eso la mujer se retiró.

No entendía nada, absolutamente nada. Hasta que mi papá comenzò a bajar las largas escaleras y yo lo seguì deteniendome en las bebidas y tomando un pequeño vaso de vino. Los treinta minutos pasaron en elogíos de algunos compañeros de mi padre.

-Ve a donde la señorita Kang, Yukhei.

Dejè el vaso en una mesita y caminé por los pasillos hasta que vi una puerta co un número 8 dorado. Entré en el cuarto y este estaba completamemte oscuro. Entre más iba abriendo la puerta, unas delgadas y lechosas piernas eran sacadas a la vista, cuando terminé de meterme y encender una de las lámparas que irradiaba una luz guinda que se acoplaba muy bien con las paredes café, lo vi.

Ahí estaba el niño bonito del barandal, solo que, ahora estaba más expuesto, la bata oscura fue remplazada por una guinda que transparentaba su blanca piel, tragué duro y este se levantò su bata calló lentamente por sus hombros y un choker guindo con un aro era visto en su largo cuello.

Se acercó y con su mano izquierda cuidaba que su bata no se callera de más, y con la derecha acariciaba mi cuello expuesto, me tensé traté de tomar su mano y alejarla porque, estaba muy confundido.
Pero, el chico solo aprovechò para ponerse de puntillas y besarme, no perdió el tiempo porque en el instante que me besó su lengua abriò paso a mi boca y yo cedí, bajé mis manos a su esbelta cadera. Se colgo de mi cuello y la bata calló a piso en cámara lenta, segundos después se deshizo de mi saco negro y mi corbata dejandome solamente con mi camisa blanca, me giró y me tumbò al sillón haciendome caer sentado. Se montò en mi regazo y lentamente fue desabotonado cada botón uno por uno hasta que terminó de quitarme la ropa superior.

Se dedico a trazar mis abdominales con su lengua y a dejar chupetones en mis clavículas haciendo que soltara uno que otro gruñido. Bajó hasta quedar entre mis piernas y se deshizo lentamente de mi cinturón sin dejar de hacer contacto visual conmigo. Sus grandes ojos levemente delíneados lo hacían ver demasiado atractivo, no supe cuando retirò mi pantalón junto con mi boxer hasta que sentí su cavidad bucal sobre mi miembro.
Lo succionaba lenta y dolorosamente, haciendo que sus dientes rasparan levemente mi gran extensión, mi gran mano fue a parar a sus cabellos color avellana, le daba leves tironzitos y mis caderas se movían haciendo que fuese más profundo en su garganta.

Los sonídos humedos, sus manos apretando mis muslos y el pequeño bop que dejó salir al dejar de chupar mi miembro, no se compararon a cuando se volteó, acomodó mi erección en su entrada y entró de golpe sin preparación alguna hacíendonos a ambos gemir altamente. Sus espalda se encorvó y su gran y redondo trasero se movía lentamente y me fue inevitable no estrujarlo levemente.

Segundos después comenzò a dar pequeños saltitos hasta que se cansó y yo cambié de posición, lo recosté a él en el sofá, levanté sus piernas hasta mis hombros y me incliné haciendo que nuestras caras estuvieran a centímetros, y lo fui penetrando lentamente sin quitar mi vista de sus expresiones. Sus labios formban una perfecta o y cuando habìa establecido un ritmo, el tomó mi cara con sus manos y me acercò hasta que uniò nuestros labios. Tenía una mano en el borde del sofá y con la otra sostenía su pierna derecha, estuvimos así un par de minutos hasta que ambos nos corrimos.
El soltò un gémido muy leve mientras nos besabamos y yo apreté su pierna; salí de él y vi el líquido blanco salir lentamente resbalandose entre sus piernas.

-¿C-cómo lo hice? -me preguntó con una tenúe voz mientras recuperaba el aliento.

-¿Ya lo habías hecho con alguien más? -pregunté sin pensarlo. El chico enrojeciò y negó -Pues lo hiciste excelete, bebé. Tan bien que hasta quisiera repetirlo.

Ambos nos vestimos y antes de que yo saliera volví a acercarme a él y lo besé lentamente.

-Espero volverte a ver...

-Yukhei. -respondí.

-Jungwoo. -sonreí y salí de aquel pequeño cuarto hasta llegar con mi padre.

-Y, ¿cómo te fue? -lo volteé a ver con los ojos abiertos, sentí el calor llegar a mis mejillas y él solo soltó una risa para después alzar su copa y hablar en voz alta. -Mi hijo se ha convertido en hombre.

Mis mejillas se volvieron más rojas conforme los aplausos y volteé a una esquina, y en esta estaba JungWoo sonriendomé ladinamente, para después desaparecer por entre las puertas.

Esperaba de verdad volver a encontrarmelo y que no fuera algo de una sola noche...

limitless ; nctDonde viven las historias. Descúbrelo ahora