La puerta de aquella vieja cabaña se abrió violentamente. No tanto por el empujón que Mikasa le dio para poder ingresar, sino más bien por el efecto de la fuerte ventisca que los sorprendió en medio de aquella misión. No parecía que una nevazón calma, terminaría en una verdadera tormenta que los llevaría a perder el rumbo de regreso al cuartel. Al menos habían encontrado un lugar para protegerse hasta que el clima mejorara.
Jean llegó al cabo de un momento, luego de dejar a los caballos en el establo de aquel abandonado lugar, una estación de descanso que el ejército siempre mantenía en casos como éste, que el clima obligara a un grupo de soldados a aislarse por un tiempo. Fue él quien aseguró la puerta mientras Mikasa colocaba algo de leña en la chimenea, de la leña que otros ya habían dejado cortada y ordenada junto a la construcción de piedra. Se notaba que había sido utilizada no hace tanto, aunque aquello no le quitaba su aspecto algo lúgubre.
Mikasa encendió el fuego y se quedó observándolo esperando que la leña prendiera correctamente. Jean se desprendió de la capa de su uniforme la que había quedado húmeda en el azote de la ventisca, con un simple gesto le indicó a Mikasa que se retirara la suya. Colgó ambas en una silla y la acercó al fuego.
-Hange me aseguró que el clima no empeoraría –comentó Mikasa al tiempo que Jean finalmente se sentaba a su lado.
La madera crepitó, el fuego había encendido. Mikasa acercó sus manos al fuego y las frotó, para luego llevarlas a su boca, exhalar en ellas y volverlas a poner frente al fuego.
-¿Aún le crees cuando habla sobre el clima? –preguntó Jean con tono incrédulo -¿No te recuerdas que hace un mes aseguró que no llovería y terminamos pasando un aguacero bajo un árbol intentando no quedar vueltos sopa?
Mikasa suspiró.
-Menuda gripe que cogiste esa vez –comentó Mikasa mirando a su compañero –Bueno, todos. Pero solo recuerdo a una persona que se quejaba como nadie –hubo una ligera burla y Jean enarcó una ceja –Eres un gran bebé, Jean.
-Oye –exclamó sentido –De verdad que me sentía horrible.
Mikasa ocultó su boca bajo la bufanda para sonreír burlona. Ahora la situación parecía graciosa, pero en ese momento sí estuvo bastante preocupada. Para ser honestos, sí fue una gripe lo suficientemente horrible como tirar a la cama a uno de los soldados más destacados de la Legión. Pero la mitad de sus quejas y molestias eran de mimado, ambos lo sabían.
-Deberíamos hervir algo de agua –dijo Mikasa poniéndose de pie hasta un mueble donde había una olla mediana.
-Deberíamos derretir algo de hielo, Mika… del pozo no va a salir agua aunque lo amenaces con tus cuchillas.
-Eso es lo que quise decir. Lógicamente no tenemos agua en este lugar.
Jean fue más rápido al tomar desde las manos de Mikasa la olla y adelantarse hasta la puerta, no sin antes tomar la olvidada capa desde la silla. El viento volvió a abrir con brusquedad haciendo que Jean saltara hacia atrás para evitar un golpe. Mikasa se acercó para trabar la puerta cuando Jean salió a buscar nieve. No tardó demasiado, pero parecía que hubiese estado jugando una guerra afuera cuando volvió a entrar. Cubierto de blanco de pies a cabeza.
Mikasa tomó la olla y la dejó en la rejilla sobre el fuego. Cuando ya estuvo derretida puso unas cuantas hojas de hierbas sobre el agua. Todo en completo silencio mientras Jean recobraba el calor frente al fuego.
Unas tazas de aquella infusión, un par de raciones de alimento y ya con la ropa más seca lograron que ambos muchachos dejaran de pensar en la ventisca fuera.
-Hacía tiempo que no nevaba así -comentó Jean sacudiendo un par de frazadas, las dejó en el piso y fue por otras.
-Cerca de las montañas el clima es muy diferente a la ciudad -respondió Mikasa alistando las frazadas sobre el piso para dormir.
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Es solo otra historia de amor
Fanfiction10 capítulos basados en el reto OTP de la página de facebook "Attack on Fanfics". Solo otra historia de como la relación de Mikasa y Jean pasa del simple compañerismo a escribir una historia de amor, pasiones y desacuerdos propia de toda pareja.