Si bien el conflicto internacional seguía presente, estaba estancado de una manera diplomática. Las fuerzas del ejército siempre existirían esperando a aquella amenaza implícita que existía en ese momento de paz.
–Sé que prefieres el campo… pero tenemos que trasladarnos a la capital –dijo Jean.
Mikasa lo miró en silencio. Entendía perfectamente aquello. Con el nuevo cargo de Jean en el ejército, permanecer en Shinganshina era imposible.
–Quise darte lo que querías. Lo siento.
La mujer asintió silenciosa recorriendo la estancia de aquella pequeña casa con la vista. Habían puesto tanto empeño en hacerla su hogar y ahora debían dejarla.
–¿Cuándo nos vamos? –preguntó Mikasa con tono bajo.
–Tenemos un mes –respondió Jean y la tomó de la mano –Será para mejor, te lo prometo.
Para mejor, sí claro. Ni llegados a la capital y dándoles una escasa semana para alistar su nueva casa, enviaron a Jean a supervisar las instalaciones en la costa. De eso ya un mes. Y en ese mes ella tuvo que estar a cargo de su nuevo batallón. Un trabajo que antes la llenó de orgullo, de saber que su labor les llevaría a recuperar la libertad. Pero la libertad real nunca sería alcanzada. Ni aunque ahora hubiese paz. La paz nunca era real, era solo una sensación momentánea. Había luchado tanto por esa paz… para solo darse cuenta que no la disfrutaba y su mente solo se llenaba de potenciales peligros. Estar en el ejército le traía recuerdos… tan negros. En su nuevo escuadrón no había rostros conocidos ni nadie a quien realmente querer proteger. Ya nada la movía allí.
Terminó el té que descansaba sobre la mesita de noche y dejó los papeles que revisaba en el suelo. Bastaba ya de trabajo.
–Te prometo que conseguiré la mejor casa de la capital. Con un enorme jardín. Y con baño con alcantarillado… eso sería un gran paso, ¿no crees?
Bueno, de eso no podía quejarse. No era lo mismo salir de la casa para ir al llamado de la naturaleza ni tener que calentar agua en la estufa para poder darse un buen baño. También el jardín de la nueva casa era grande y le había dedicado el poco tiempo que tenía. El amoblado de la casa era agradable y, realmente, todo estaba bien.
Era ella la que no estaba bien ahí. Y no, no era porque la casa en el campo fuera mejor, no lo era. Tampoco porque se había encaprichado con ella, no era ninguna niña. Mientras estuviesen juntos, todo estaría bien.
Todos eran muy amables con ella. ¡Cómo no iban a serlo! Era una capitana del ejército, una veterana de guerra… y la esposa del comandante. Y la capital tampoco estaba mal… era muy bonita. También entendía que era más seguro estar ahí. Vivían en el sector de las familias del ejército, resguardados por seguridad día y noche.
–Tiene tres habitaciones, además de la principal. Está amoblada, pero podemos arreglarla como gustes. ¿Te fijaste que hay una plaza cerca? Y estamos cerca del mercado…
Mikasa se acomodó entre la ropa de cama y apagó la luz. Ningún ruido podía escuchar, salvo unos grillos en el exterior. Se dio vuelta dándole la espalda a la ventana y soltó un suspiro. Volvió a darse vuelta.
En ese mes en la ausencia de Jean se dedicó a cambiar cosas de lugar. Ni siquiera encontró una cosa que comprar… nada. Ordenó sus pertenencias, las pocas que tenían, en gavetas y algunos retratos que Jean había hecho de sus tiempos de reclutas los colocó en marcos y colgó en las paredes. Le hacía bien ver rostros conocidos… de personas que jamás volvería a ver.
Ahora las caras que veía era planas, no le transmitían nada. Nada. Salvo Jean. Cuando lo miraba podía reconocerse a sí misma en sus ojos… y ver a cada uno de los que ya no estaba. Sabía que él hacía todo por hacerla feliz dentro de sus posibilidades. Pero la única que podía combatir con la ausencia y la melancolía era ella misma. Debía liberarse de ello, mirar atrás sin dolor… o no sumergirse en ello. Debía dar un paso para seguir construyendo su presente y para mirar al futuro con esperanza. Pero… ¿cómo se construía un futuro sobre cimientos resquebrajados? Había perdido a tantos durante tanto tiempo, su vida se había establecido sobre pérdidas… ¿cuándo comenzaría a ganar? ¿Cuándo se liberaría de un pasado así?
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Es solo otra historia de amor
Fanfiction10 capítulos basados en el reto OTP de la página de facebook "Attack on Fanfics". Solo otra historia de como la relación de Mikasa y Jean pasa del simple compañerismo a escribir una historia de amor, pasiones y desacuerdos propia de toda pareja.