Escucho la trompeta

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Siempre pensé que todo sería como en las películas o en esos cursis vídeos, que él llegaría a nosotros de sorpresa, sacándole una sonrisa como siempre.
Desde que fue a la última misión a otro continente lo deseaba cerca de mí, de nosotros, pero su nación lo llamaba para protegerla y protegernos, para darnos un futuro, para darnos todo... Debí pararlo, debí amarrarlo, debí amarlo, debí abrazarlo, debí, debí... Debí... Debí... decirle de su hijo, de su familia, de todos, de todo lo que no decía por vergüenza y orgullo, todo lo que lo amaba, todo lo que lo extrañaba, todo lo que me hace hacer, pero, es tarde... muy tarde.
Estoy en este sitio, en este parque, recordando cuando me beso, cuando me compro un helado al que soy alérgica y aún así lo comí por él, en el que lo hacía reír o le hacía el amor, recuerdo todo, su tacto, sus ojos, su cabello, su voz, la manera tan particular que tenía para amarme incluso fuera de esas sábanas, nuestras sábanas. Pero ahora sólo puedo tocar su bandera, ahora sólo puedo ver su medalla, ahora sólo puedo tener su uniforme, ahora soy yo quien lo ama a pesar que no lo veré de nuevo, que no lo tocaré que no podre verlo, a pesar... que solo puedo... recordarlo y escuchar la trompeta ¡Esa trompeta! Esa! Sólo puedo escuchar, esa solitaria trompeta.

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