La morocha se me queda mirando, extendiendo la mano.
—Ehh, si, toma.
Saca un pucho de su bolsillo, medio aplastado y apachurrado, se lo pone entre los dos labios; y lo prende.+Que día de mierda ¿no?
Dice la morocha.
—Un poco.Pasan como cinco minutos, con la música de el boliche de fondo, las dos, sentadas en el barandal, sin decir nada.
+Me llamo Julieta.
—Valentina.
+Valentina, mira. ¿Te digo algo y no te jode?
—No sé si me joda.
+No tenes mucha pinta de venir a lugares así.Bueno, la tal Julieta me había dicho que mi físico era demasiado turro como para estar en un lugar de este nivel. No sé, me chupa un huevo igual.
—Vine a buscar a una amiga nada más. Me gustaría decir que vos no tenes pinta; pero te estaría mintiendo, si sos re chetita.
Julieta se rie un poco, estruja el cigarrillo contra el piso y se levanta de el barandal.
+¿De verdad no sabes a qué vine?
Lo último que me dijo fue eso. Se levantó y camino. Mientras caminaba, alguien la estaba llamando. Atendió; dió la vuelta a la esquina y se subió a un coche con varios tipos.
Yo, me quería ir de ahí. No podía irme sin Melina. Volví a entrar al boliche.
—Melina, o nos vamos ahora o llamo a tu vieja.
+UH, DALE BOLUDA, que ortiva sos eeeh.
La agarre de la mano, apretándola, con un poco de enojó porque me había hecho quedarme más de una hora en ese lugar, casi como a una nena chiquita.
Caminando. 2 de la madrugada. Entre a la colonia de Melina, cerrada y alejada de mi barrio. El de seguridad ya me conoce, ella ya estaba bastante en pedo como para abrir su puerta. Agarre su cartera, un labial, condones, rimel, pastillas (no sé de que sean, no tengo ganas de saber) y al final, como si fuera lo menos importantes de ahí; las llaves.
Abrí su puerta y la metí adentro de la casa. Si su mamá me ve me va a decir que soy una hija de puta, que que le hice a su hija y qué soy una mala influencia. Ya me se el sermón barato de la señora.
Le tiré una mirada al guardia, me abrió la reja y me miró con ojos de “uy, está juventud de hoy en día”
Caminando al barrio de nuevo. Saco las llaves y abro la puerta. Mi vieja dormida. Mi hermanita también. El perro me zumba un poco la cola, lo alzó y lo llevo a mi cama
Estaba acostada, con mi perro arriba mío. Lo único en lo que estoy pensando es en “¿De verdad no sabes a qué vine?” de la morocha. ¿Que habrá querido decir? ¿Soy tan pelotuda de no saber que fue? ¿Se supone que es algo obvio?
Que se yo, que mina vueltera.
Se quedó con mi encendedor.
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» L L E V A M E - A - M A R T E. « [cazzu.]
Randomy cuando te estaba tocando; me di cuenta que vos solo buscabas una aventura, y yo, la puta madre; yo estaba absolutamente enamorada de vos.