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El cielo espeso, las calles vacías y grises envueltas en un frío clima y un día completamente de invierno. Podía observar como a cada paso que daba las manecillas del reloj no se detenían, y avanzaban, avanzaban, avanzaban...

Aceleró el paso, sin dejar de observar las baldosas también grises con la esperanza de que no se chocase con nadie; llevaba un día que se podía catalogar como una mierda.

Había perdido un autobús en la mañana -y en ese momento, estaba a punto de perder otro-, por lo que había llegado tarde a la escuela, y al examen y con los nervios casi no se concentró, la noche anterior casi cerró los ojos por culpa de este y total, ¿para qué?

Bufó enfadado consigo mismo, acelerando, casi corriendo y cuando giró en la esquina que daba a la parada, alzó su cabeza agrandando su sonrisa el ver al autobús aún ahí, sintió su corazón volver a latir capturando un poco de aire antes de la meta final.

—¡Espere, no! -gritó cuando escuchó el ruido del motor rugir y empezar a cerrar las puertas —¡Espe-...!

Y aunque gritó, el automóvil se colocó en la carretera y ahí se perdió; tomó una bocanada de aire y frustrado dio una patada a su mochila, sentándose en el banco dónde se esperaba el autobús, reteniendo sus pertinencias entre sus piernas.

¿Y ahora qué hacía? Era casi de noche, estaba solo y en donde se encontraba estaba desierto. Cerró los ojos con impotencia y recostó su cabeza en la pared de detrás. Abrió su teléfono y comprobó cuál era el siguiente bus que lo podría llevar a su casa.

Dentro de veinte minutos era el siguiente, tampoco era tanto, pero no estaba del mejor humor como para animarse consolándose de que "vamos, veinte minutos no son nada".

-Mamá, he perdido el bus -informó a los dos minutos de aburrirse y pensar que la mejor opción era avisar a su madre. Quizá ella lo podría venir a buscar. -¿Qué? ¿Por qué no puedes? -y cuando escuchó su respuesta, su enfado aumentó -¡Pues vete a la mierda con tu cita!

Y colgó.

Volvió a respirar profundo y sintió como el aire frío se calaba en sus huesos hasta el fondo, se relamió los labios, colocó bien su bufanda y se arropó en sí mismo con la chaqueta de cuero. Si cerraba los ojos pensaba que se le pasarían más rápido los minutos, intentando evadir de su mente ese momento.

Y le funcionó, hasta que oyó como algo chocaba contra la pared de detrás de la pequeña casita en qué consistía la parada. Alarmado abrió los ojos y se reincorporó.

Empezó a escuchar sollozos, cómo alguien se deslizaba hasta el suelo y ahí se ahogaban, escuchó como alguien se sorbía la nariz entre lágrimas.

Se levantó realmente sin saber qué hacer, destensó los hombros e intentó dar pasos decididos hasta encontrarse con un chico; un chico de tez pálida (lo sabía por el agujero que había en sus pantalones rotos por las rodillas) y de precioso cabello rojo, porque aunque era de noche, la luz de la farola le hacía resaltar su sedoso pelo, aunque su cabeza estaba enterrada entre sus piernas resaltaba sus manos temblorosas que se aferraban firmemente a sus piernas.

—Hey... —Habló tan suave y delicado como pudo, pero no evitó que el chico se sobresaltase. Vio como sus hombros se tensaron y levantaba su cabeza muy asustado.

Igual que un cachorrito perdido.

—Lo siento no quería asustarte, —se sinceró poniendo sus manos en alto, a la altura de su pecho —solo que he escuchado que alguien lloraba y... Y... Y eso.

Por primera vez conectó sus ojos, sintió su corazón revoloteando contra su pecho; su boca abrirse, helando el vaho que salía, y oyó como se le escapó un sonido de su garganta roto. Tragó un suspiro e inhalando fuerte, cerró la boca y volvió a centrarse.

miss the bus 『HyunMin/현민, TS』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora