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-Me gustas. - declaro el, como si confesara un asesinato.
No respondí. Mi mente giraba al rededor de tanto.
Al no dar respuesta el agrego.

-tu..., ¿tu también piensas lo mismo de mi?                     
-¿que no tienes futuro?- una ráfaga de dolor cruzo sus ojos negros y se revolvió el cabello carbon.
-no, digo, ...que si te gusto.

Gire la vista a los columpios, vi a unos niños en ellos, observe a la niña de trenzas castañas que era impulsada por el niño de costras en las rodillas y mirada cansada. Cerré los ojos.                                           Escuche el viento, los arboles moverse, el rechinar cambiante del columpio y la risa de la niña.                              Después de unos segundos el ruido ceso,  abrí mis ojos y vi a los niños alejarse sonrientes.

-si.- declare firme y gire la vista a el.
Era increíble como de estar hablando de lo mierda que era su vida termináramos aquí, en el parque donde nos conocimos, hablando de todo "esto".
Su rostro tenia la expresión de "oye, recibí una llamada, soy millonario ahora."

Me gire y empece a caminar de nuevo, el viento soplaba levemente mi cabello castaño en ondas rebeldes, pero no me molestaba.

- ¡oye!-  gritó, me giré, vi como daba unos pasos hacia mi con el ceño fruncido - ¿solo eso?, ¿eso es todo?
- ¿que se supone que debe pasar?- le dije, y acomode la mochila que traía en el hombro- ¿que quieres que diga?
- que sientes lo mismo que yo siento por ti.- dio un paso hacia mi- dilo bien.

En su miraba había suplica, mire sus ojos durante un rato, el sabe que yo no digo eso, nunca, mucho menos de forma directa y clara, no voy diciéndole a nadie " gracias por la pizza, te amo, repartidor." "oh, mi lápiz, gracias por pasármelo compañero, te quiero." "Adios mamá, te quiero."
Pero me di cuenta que una parte de mi quería decirlo, una parte de mi quería gritarle "oye, idiota, me encantas.", recordé  a los niños de los columpios, y me imagine a nosotros, el siempre con esos ojos cansados de la vida, y aun así, haciéndome feliz. 

Di un paso hacia el, disminuyendo a medio metro la distancia que nos separaba ,y eleve ligeramente la cabeza para verle a los ojos.
Tome aire, y parpadeé con fuerza.

- eres un idiota.- espete, y sus ojos, esos ojos cansados de la vida, se descompusieron, y, si no me falla la vista, se humedecieron- pero así me encantas, jamas quiero apartarte de mi lado, porque me gustas demasiado, tanto que me duele la maldita cabeza.
El sonrió y me beso.
Estaba feliz, después de unas largas y pesadas semanas, yo lo había hecho sonreír.

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⏰ Última actualización: May 08, 2018 ⏰

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