-Entonces, ¿Fuiste tu?- Pregunto el juez.
Mis muñecas sentían el tacto de las esposas.
Si decía la verdad, la persona que no aceptaba esa respuesta se encargaría de mi muerte nada más dejarme libre.
Si decía otra cosa, los habré fallado.
Pero......¿que opción tengo?
-Ajá, pudiera ser- Le respondí al juez.
De todas formas, lo único que he hecho en mi vida es vacilar. ¿O no?