Doce canciones (capítulo completo)

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Nunca me gustaron los karaokes. Pero mis amigas insistían en festejar sus cumpleaños ahí. Incluso emborrachándome me resultaban extremadamente aburridos. Mis motivos son simples: No canta bien la gente que va a los karaokes, es casi un milagro que alguien afine dos notas seguidas. El presentador del show suele ser insoportable. Siempre arman en el escenario un baile entre erótico y patético de parejas de desconocidos por una botella de champagne. El cancionero es malo y antiguo. Te sentís muy boludo leyendo la letra de la pantalla. La comida es una mierda. Yo tomo licor, yo tomo cerveza y me gustan las chicas, es estadísticamente la frase que más elige ladrar una manada de gente en pedo, saltando de acá para allá, robándose el micrófono(que funciona mal) unos a otros, y pronunciando con gracia la cumbia me divierte y mesita.

-Me dijo que primero vamos a ir a una especie de función de karaoke, y que después vamos a hablar.
-¿QUÉ? ¿Cómo un karaoke? ¿Me estás jodiendo, Maga? ¡Andate de ahí!
-No me puedo ir. Si vamos a cortar, es lo mismo en un karaoke que en cualquier lugar. Yo rindo un parcial en cuatro días, necesito resolver esto hoy.
-Maga, ¿te vas fumar una función de GENTE CANTANDO PARA EL ORTO con una persona que te pidió UN TIEMPO?
-Sí.

Nos sentamos. Yo estoy angustiada y nerviosa. Una hora va a durar el show. No entiendo por qué es un karaoke, para mí es una muestra de canto, pero la entrada dice que no, que es un "Karaoke rotativo". Nos miramos y no decimos nada. Qué loco el desamor, pienso. Como uno puede amar tanto a una persona y después... nada. Chau. Desapareció. Da lo mismo: que esté, que no esté.
Lo peor de no salir más con una persona, es que esa persona sigue su vida sin vos. Se pone de novia con otras personas, se acuesta con ellas, las ama, se ríe, llora, viaja, piensa (quizás) un poco en vos, pero no lo suficiente como para escribirte, para decirte: Hey, vos y yo nos amábamos. ¿Sos feliz? ¿Tenés lunares nuevos? ¿Te lastimó alguien más? ¿Tenés vicios que no conozco? ¿Podríamos mirarnos y entendernos o lo perdimos cuando nos perdimos?
Lo peor de no salir más con una persona es que esa persona no se muere. Pero lo que tenías con esa persona sí.

Conoce a una de las minas que va a cantar, me dice. Que cuando llamé para decirle que necesitaba hablar, la verdad no tenía ganas. Que tenía este karaoke y quería disfrutarlo, pero dada mi insistencia no le quedó otro remedio. Que por favor tenga paciencia, y no reclame cosas mientras dura el espectáculo. Sube un tipo y anuncia que cada cantante va a deleitarnos con tres temas de su elección, que aplaudamos y la pasemos bien. La gente, obediente, aplaude y chifla. Yo no puedo respirar.
Lo peor de no salir más con una persona es que esa persona sigue su vida sin vos. Compartían todo. Hasta lo más ridículo. Y después... nada. Chau. Tal vez más adelante un encuentro incómodo para tener sexo, o quizás en un colectivo de camino a algún lugar. "Hola". "Hola". (Estás diferente). "¿Qué hacés?". "Todo bien". "¿Tus cosas?". "Ahí". (Dormíamos en la misma cama, y no podemos sostener una conversación). "¿La familia bien?" (Odiabas a mi familia). "Sí, normal. Vos, ¿bien?". (¿Estás con alguien?). "Si, tranqui, qué sé yo". (Siempre me pareció horrible el sweater que tenés puesto). "Bueno...". "Sí, sí... Nos vemos". "Loco cruzarte". (No te reconozco).
Sube un pibe al escenario. Siempre lo mismo vos, me lo hacés a próposito, pienso. Tengo un parcial, y a vos te agarra una crisis existencial. No entiendo qué carajo te pasa. ¿Me vas a dejar o me vas a seguir boludeando?. Las primeras dos canciones del pibe son un embole. ¿Prefiero que me dejes o que me sigas boludeando? Uy...
Pasan dos canciones más. ¿Cuánto falta? No tengo reloj. Me acuerdo de las épocas en las que llegaba a la una de la mañana al boliche, y a las cinco no daba más del aburrimiento pero con mis amigas hasta las seis no volvíamos. Calculaba, entonces, cuántas canciones faltaban para irme a mi casa. Una hora. Cuatro minutos cada tema, aproximadamente. El resultado daba quince canciones. Si acá ya habían pasado tres, faltaban alrededor de doce.

12. Pienso en las cosas que no me gustan de la relación.
11. Me pregunto si llorar podría hacer que cambie de opinión.
10. Decido que la manipulación sería inútil.
9. Sube la chica que conoce. Elige Someone like you de Adele, para empezar. Canta para el orto. Tiene una voz muy gruesa, eligió mal. Falta media canción y ya se olvidó la letra. Never mind I find someOOOOONE like youu...ouu..uu... La miro. No le pega a una nota. Espero que no me haya cagado con esa mina.
8. ¿Me habrá cagado?
7. No, no me cagó. Solamente me boludeó mucho. La chica que conoce decide cerrar su noche olvidable con La bifurcada, de Memphis la blusera. Esta la eligió bien. Pero igual la canta para el orto. Si te vas no, no, no voy a llorar. ¿Sabés, mejor? No queda otra que la separación...
6. Cincuenta pesos pagué la entrada. ¡CINCUENTA PESOS!. Retirate de la música, retirate.
5. Asumo que voy a extrañar hasta las cosas que no me gustan de la relación.
4. Me estoy por poner a llorar y me muerdo el labio para que no se me caigan las lágrimas.
3. Que no termine este karaoke.
2. No voy a saber qué hacer sin vos.
1. Esta es la peor separación del mundo.

Magalí Tajes-Textos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora