2. Fallen Angels

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Capítulo 2: Ángeles Caídos


Jiyong le da a Seunghyun una entusiasta sonrisa torcida, antes de morderse el labio inferior con anticipación. Podía cambiar de una seductora sirena a un inocente niño en una fracción de segundo, y a Seunghyun le preocupa.

Seunghyun se preocupa de que él sea el que necesita ser salvado.









***

Jiyong dice que no cree en Dios, pero todavía piensa que hay un poder superior que controla el universo, de alguna manera. Jiyong no cree en la Iglesia como una institución, pero aún cree que Seunghyun puede ayudarlo.

Jiyong se parece a un clásico jailbait* vulnerable, excepto que no lo es.

El hombre es una contradicción.

Seunghyun no recuerda cuándo comenzó a llamar a Jiyong "el hombre" en lugar de "el chico", pero supone que no importa.


*chic@ menor de edad con quien es delito mantener relaciones sexuales.








***

Su segundo encuentro ocurre tres días después de su primera reunión oficial, y ocurre en los corredores de la prisión cuando Seunghyun va a visitar a otro prisionero en su celda, mientras que a Jiyong lo llevan a ver a un psiquiatra.

"¡Padre Choi!"

Seunghyun ha intentado apartar la mirada del prisionero que suena alegre mientras Jiyong camina hacia él con su séquito de oficiales de la prisión, y solo logra asentir con la cabeza, y tal vez una leve sonrisa. Su cuerpo se pone rígido cuando Jiyong pasa, demasiado cohibido para su propio bien, pero sigue caminando de todos modos, hasta que oye el entusiasta grito de Jiyong. "¡Te extraño, padre Choi!" , detrás de él, que inmediatamente lo congela en su pasos.

Seunghyun demora un momento en darse la vuelta para mirar al prisionero que camina hacia la dirección opuesta; hacia la oficina del psiquiatra, y siente un ligero remordimiento en su corazón por el hecho de que Jiyong no mira hacia atrás.

(Él no sabe que Jiyong ha mirado atrás un segundo antes de que volteará, pero eso es otro asunto).

Seunghyun se siente solo y frío, como un cuervo perdido y atrapado dentro de las paredes recién pintadas de los corredores de la prisión, que todavía huelen a pintura. Y en las próximas semanas que Seunghyun no logra vislumbrar a Jiyong, el corredor vacío es todo lo que resta para recordarle al pequeño imbécil.

Y ha llegado al punto en que incluso el olor a pintura le recuerda a Jiyong.








***

Se ve pequeño en medio de todos los voluminosos y amenazantes prisioneros.

Ligero, ligero como una pluma.

Blando. Fácil de romper. Frágil.

Pero Seunghyun piensa que es fuerte, resistente contra toda la tensión, mezclándose con el uniforme caqui que usa, junto con su suave cabello rubio y su piel de porcelana blanca. Seunghyun lo ve en el comedor de la prisión, donde parece ser la reina de las flores entre las abejas que pululan. Todo el mundo gravita hacia él, se congregan a su alrededor en la mesa a la hora del almuerzo, porque se ha convertido en un recluso popular.

(Seunghyun no quiere saber por qué. Nunca ha tenido la oportunidad de preguntar).

No ha visto a Jiyong en semanas; un mes completo, incluso, aunque ha estado escuchando cosas sobre Jiyong de otros capellanes y psiquiatras. Aparentemente Jiyong ha estado de capellán en capellán; buscando quien pueda ajustarse mejor a sus necesidades.

The Priest and The ProstituteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora