Fuera de la mansión que era rodeada por un muro, una puerta de metal se abrió deslizándose a la izquierda.
La indumentaria de Elisa consistía en un abrigo con capa de color cafe, unos pantalones negros, y unas botas negras largas que llegaban hasta la rodilla.
Las aceras por las que caminaba Elisa para llegar a la tienda eran de ladrillos negros colocados de forma alternada. Por la calle habían unos cuantos autos y mucha gente en la acera, la mayoría vestida de forma casual.
Después de un tiempo caminando, cruzando calles y demás cosas, Elisa estaba parada en frente de la tienda que le había indicado su amiga.
Era un edificio pequeño, con una vitrina que dejaba a la luz el interior de la tienda, el edificio en su mayoría estaba pintado por un verde del color de las hojas de un árbol y un color que era igual al tono de la arena. A la derecha de la vitrina había una puertas compuesta por cristal y madera que se pinto de verde.
Elisa decidió atravesar la puerta, y en el instante en el que la abrió sonó una campana.
Detrás del mostrador se encontraba un hombre viejo, que parecía que acababa de cumplir sus 70 años. Sus ojos eran verdes cual esmeralda y sus cabellos eran grisáceos. Se vestía con un chaleco de tono café oscuro, una camisa negra, guantes blancos, pantalones negros y unos mocasines cafeces.
Elisa echó una inspección rápida a toda la tienda. Y le llamo la atención un collar, el collar estaba hecho de oro y la cadena era de plata, estaba en una caja de madera de roble oscuro, con un cristal en frente para apreciar el collar. En la caja debajo del cristal tenía grabadas unas palabras en un extraño idioma antiguo. Elisa se acercó para apreciar mejor el collar y logró ver unas letras más pequeñas debajo de las ya mencionadas tenían escrito 《Alianza》.
—Buenas tardes Señor, ¿Me podría dejar apreciar esta pieza de joyería tan llamativa?
El señor asintió con la cabeza y sacó de la vitrina el collar.
—Dime Elisa, ¿Te recuerda la forma de este collar a algo en especifico?
—Espere, ¿Cómo sabe usted de mi nombre?
—Eso no importa ahora.
Elisa anonadada sale de la tienda muy apresurada, y volvió a su mansión. Apenas de frente, la puerta de rejas de metal se deslizó hacia la izquierda otra vez. Elisa atravesó la ostentosa puerta de madera y se encontró con Lena.
—Señorita Elizabeth, ¿Ha pasado algo?, la noto muy nerviosa.
—No, no es nada Lena. Puedes quedarte tranquila —respondió Elisa, aun intranquila por lo ocurrido.
Posterior a eso, Elisa fue apresuradamente a su habitación.Elisa estuvo pensando e intentando calmarse durante varias horas. Cuando de repente entra Melody.
—Hermana, Lena me comentó que cuando llegaste estabas aún muy nerviosa, ¿Qué ha pasado?
—Nada Melody, solo estoy un poco cansada.
—Hermana si ocurre algo, no olvides que siempre estaré contigo —dijo mientras salía de la habitación.
Aquella noche Elisa casi no pudo dormir. Solo pensando en lo que ocurrió aquel día.
A la mañana el día era nubloso y desde la ventana de Elisa apenas se distinguía la casa que estaba en frente.
Cuando Elisa despertó, decidió que iría a esa tienda y compraría el collar. Aquel collar que tenía la forma de su marca de nacimiento. La forma era un poco inusual, era como una espada, una espada larga.
Apenas se vistió, con un saco largo de una tela gruesa y una indumentaria parecida a la del día anterior. Salió apresurada hacia la tienda.
Cuando llegó, se encontró con la sorpresa de que la tienda estaba abierta pero no se encontraba nadie allí. La puerta que permaneció cerrada el día anterior estaba abierta. Elisa esperó un rato pero nada.
Así que decidió pasar por allí. Había un pasillo lleno de antigüedades, desde pinturas, relojes, muebles, una armadura de acero. La puerta al final del pasillo estaba oscura.
Entró y de repente se cerró la puerta, Elisa la intento abrir. Sin embargo, esta era imposible de abrir.
Siguió avanzando vio el collar resplandecer en la oscuridad. Y empezó a sonar un sonido extraño. Era una voz, aquella sonaba familiar pero decía cosas que no podía entender.
Cuando aquella voz término de hablar todo se apagó. Elisa se sintió mareada y finalmente se derrumbó en el suelo. O eso creía ella. Empezó a caer pero no veía nada, era como caer en un pozo que nunca termina.
Y después sólo se desmayo.
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El Collar: Elisa y Los Cuatro Reinos
FantasyLos cuatro reinos de la alianza, poderosos reinos, en cuanto a poder bélico y mágico. Unos artefactos custodiados por los soberanos mantienen estos reinos estables. Elisa tendrá uno y tendrá que mantener la estabilidad de los reinos, igual que la sa...