•"Dominic el Voyerista"•
(Spin off del relato Dominación)Dominic es un joven estudiante de economía de 21 años de edad. Una persona que a simple vista podría juzgarse como normal, simple, sin dotes que le hicieran ser el más agraciado ante las damas, pero tenía algo que aún así le permitía rodearse de personas muy sociables. Salía a eventos, conocía chicas, hasta de vez en cuando tenía sexo con alguna, sin embargo, lo que hacia parecía no satisfacerle del todo.
En la escuela procuraba llevarse bien con la mayoría, pero con quién más comunicación tenía, era una compañera de la carrera de contabilidad. Su nombre es Carolina, una chava de piel morena clara, cabello teñido de rojo y un poco baja de estatura. Sus pláticas eran generalmente de las fiestas, reuniones escolares y de las relaciones que ella tenía. Cansada de pasar por relaciones fallidas, optó por disfrutar de su soltería.
Dominic solía preguntarle sobre sus preferencias y experiencias a la hora del sexo, y ella sentía que podía abrirse con él en esos temas. Al final, la intención de Dominic no era la de coger con ella, sino encontrar algo que pudiese excitarle demasiado al hacerlo con quien él quisiera. En ese entonces, Carolina tenía una relación furtiva con un prefecto de la escuela, un hombre 10 años mayor que ella, pero que había encontrado la forma de seducirla y hacerla caer ante sus ganas. Una noche, poco antes de terminar las clases, Caro y Dominic charlaron en un salón vacío en el tercer piso de la escuela.– En un rato más vendrá Charly, quedamos de vernos hoy aquí en este salón – Dijo ella.
– ¿Quedaron de verse aquí en la escuela?
– Sí, por fuera a veces es imposible por su pareja.
– Y, ¿qué suelen hacer aquí? ¿Únicamente se besan y se dan un pequeño faje? – Preguntó Dominic.
– A veces si, pero hoy será algo diferente. Ya verás.
– ¿Diferente?
–Sólo escóndete en el armario que está por allá, ¿de acuerdo? – Indicó Caro.
– Está bien.
– Puedes ver todo, pero por favor no hagas ruido.Dominic se dirigió hacia aquel pequeño armario del salón de clases, dejó la puerta entreabierta y la admiró por unos minutos. Solía vestir mallas oscuras y blusas escotadas en la escuela, de forma que era difícil que pasará desapercibida con las curvas que tenía.
El salón tenía todos los cristales cubiertos con un plástico adhesivo de color blanco, hacia afuera y hacia adentro se percibían únicamente las sombras de las personas que pasaban cerca del salón. De pronto se divisó la del prefecto, quien al entrar cerró la puerta detrás de él.– Discúlpame, hermosa. Sé que vengo con un poco de atraso y de por si es poco el tiempo que nos vemos.
– Ay profe, lástima que yo no pueda castigarlo, porque sino...Carolina se sentó en la silla del profesor, y sin dejar de mirarlo, le bajó la bragueta, movió su bóxer y dejó salir el flácido miembro del prefecto. Lo llevó por completo a su boca una y otra vez, lo sintió despertándose poco a poco dentro de su garganta. Lo masturbó, lo lamió, succionó de el hasta conseguir que Charly estuviese demasiado excitado.
Entonces la obligó a levantarse del asiento, descubrió las nalgas de Carolina al bajar sus mallas, hizo a un lado su ropa interior y deslizó dos dedos entre sus labios para sentir que tan húmeda estaba.– Me fascina lo tibia y mojada que te pones cada vez que logras tener mi miembro en la boca – Le susurró al oído.
En el armario, Dominic escuchaba y veía todo. No esperaba que su amiga le llegase a permitir verla en una situación como esa, y vaya que la escena le excitaba. El prefecto tomó su miembro y golpeteó su glande un par de veces contra las nalgas de Caro, lo deslizó por fuera de ella hasta terminar de empujarlo dentro de su húmedo sexo.
Como siguiendo el segundero, él la penetraba profunda e intensamente, tiraba de su cabello, la tomaba del cuello para girar su rostro hacia él y poder llevar la lengua a su boca. Bajó su blusa por sus hombros e hizo lo mismo con su sostén para dejar sus pechos al descubierto y seguir penetrándola mientras los apretaba. Dominic sentía entre sus piernas cierto dolor y ardor por su erección retenida dentro de su pantalón de mezclilla, al ver los pechos meciéndose con cada embate, él bajó su cierre, sacó su miembro y comenzó a masturbarse con la excitante escena.
En el salón resonaba el eco del choque de las nalgas de Caro contra los muslos del prefecto, ella hacía todo lo posible por no gemir, por no gritar, pero sus manos demostraban que por dentro sentía mil fuegos artificiales consumiéndose, sentía agua hirviendo escurriéndose entre sus piernas, ella solo giraba su rostro para encontrarse de vez en cuando con su lujuriosa mirada. De pronto y sin avisar, el prefecto sacó su miembro de ella, y sintiéndose con un vacío entre sus piernas, se dejó acomodar sobre el escritorio, ahora boca arriba.
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Dominación
Short StoryRelatos basados en la señorita Sofía Montenegro, quien cae ante el poder seductor de un hombre que tiene la facilidad de hacerla ceder, experimentar, vivirse en realidad.