Canción:
Missing - Flyleaf
《¿Le temes a la oscuridad?》
Me pregunté a mí misma soltando una sonrisa amarga.
《¿Crees en los fantasmas?》
Miré a mi alrededor. Era obvio estando en mi posición.
《¿Le temes a la muerte?》
Soy incapaz de responder a esa pregunta.
¿Cuántas veces había rogado ser normal?
"¿Y qué es ser normal?" Me preguntaba mi subconciente.
Nadie ve, oye ni siente lo que yo... Entonces, ¿No soy normal?
¿Por qué no me creen?
¿Cita en el psiquiatra?
¿Visita al psicólogo?
¡No estoy loca!
¿Tanta vergüenza les doy, padres? Lo noté porque cada vez que nos invitan a algún evento importante siempre me obligan a quedarme en casa. Lo noté cuando me daban esas miradas extrañas y negaban con la cabeza al verme jugar y hablar "sola" de pequeña. Lo veo en sus ojos cada vez que se dignan en dirigirme una mirada. Y papá... esas palabras que soltabas como si no estuviera presente no ayudaron en nada. ¿Y él? Nunca estuvo en mi vida, no es su problema. No es su culpa... No pudo elegir.
Fui forzada a estudiar en casa para evitar que las personas vieran mi "extraño" comportamiento. Es mi culpa, ¿cierto?. Todo esto es mi culpa...
Me levanté de la cama y me metí al baño a cepillarme los dientes. Al enjuagarme miré al espejo encontrándome con ella, detrás de mí sonriéndome. Muy parecida físicamente a María Antonieta de Austria, ganándose el apodo "Marie" al no saber su nombre real. Era amigable a pesar de que nunca me había hablado antes.
-Buenos días, Marie- sonreí. Ella no dijo nada como de costumbe, solo siguió sonriendo cálidamente.- Nunca vas a hablarme, ¿cierto?- pregunté. Hizo una mueca. - No te preocupes, eres la mejor escuchando.- Sonreí una vez más girando para verla mejor. Estaba bien arreglada como siempre, con su larga cabellera castaña suelta que hacía que se viera fina y preciosa, el elegante vestido oscuro de siempre y a su alrededor podía ver claramente el color de la muerte.
Un color diferente, mi color favorito... hermoso, tétrico, imposible de explicar. ¿Cómo le explicas a un ciego un color? Era algo que solo yo podía ver.
Marie tomó un libro y se sentó en el sofá. Siempre me he preguntado como una persona completamente normal vería esta escena. ¿Un libro flotando?
Pasaba las páginas con delicadeza y leía completamente concentrada. Después de unos minutos cerró el libro de golpe haciéndome dar un salto en la cama.
-¿qué sucede, Marie?- Pregunté con preocupación.
Ella miró una esquina de la habitación con expresión seria y fastidio. Sus ojos mostraban sorpresa, disgusto y desagrado. Asintió aún mirando aquella esquina.
-¿Que hay ahí?- empecé a ponerme nerviosa. Marie me miró con ojos tristes y se despidió de mí moviendo la mano con elegancia. Dejó el libro donde estaba y desapareció. Marie no me dejaría sola si hubiera algo malo, ¿verdad?. Ella no haría eso...
Respiré hondo y salí de la habitación en una carrera. Si no lo pude ver entonces no quería saber que era. No había nadie en casa en este sábado lluvioso. Tomé un paraguas y salí de la casa. Lo último que quería era quedarme en casa con algo que no se mostraba.