Capítulo I

1.9K 100 5
                                    

Como es que el destino juegue contigo, tan cruel y horrible. Mi padre mira por la ventana de nuestro pequeño pero cálido hogar, una pequeña casa de dos habitaciones simples, un baño, una sala con comedor y una cocina. Es de noche por lo que se ven las hermosas estrellas, hermosos cuerpos celestiales que brillan, unas más que otras, demostrando su poder, pero ni una luna cosa que me alegra de alguna manera extraña esos satélites solo traen desgracias.

Dice mi papá que soy una hermosa estrella que nació con un brillo singular aun que la verdad no lo creo y nunca llegare a hacerlo ya que la vida me a demostrado todo lo contrario. Suelto mi pelo risado aunque de un color singular, morado claro, como me gustaba hacerlo antes de dormir, mi pijama era rosada con dibujos de conejos blancos, aniñado para mi edad de 15 años pero me gustaba. Ahora que lo pienso creo que mi papá es el unico que me ve hermosa, claro soy su hija, mamá tambien lo decía en ocasiones... ¡Diablos! otra vez lloro, por dios cuando dejaré de hacer esto. No es algo que haga concientemente, esas malditas lágrimas salen sin mi consentimiento.

-¿Estas bien pequeña? -se acerca mi padre. -¿Qué te pasa mi princesa? -me abraza y me acuno en sus piernas como cuando era una niña, siempre lo hacia cuando lloraba.

Él a su edad se veía joven y era apuesto, su cabello era negro y corto su cara no era tosca pero era varonil, sus ojos eran azules o mas bien un color que no sabia su nombre por las fotos que vi cuando era joven, no ha cambiado gran cosa.

-Estoy bien... no te preocupes... - solloce mientras lo abrazaba y me escondía en su pecho.

-Una niña tan hermosa como tu no debería llorar.

Estuvimos en silencio unos minutos mientras recobraba mi compostura, no me gustaba preocuparlo más de lo que ya estaba, después de todo ya se acercaba el otoño y era un tiempo lleno de amargos recuerdos para él como para mí, era mi cumpleaños número 16.

-Es mejor irnos a dormir mañana será un día largo, nuestra reina quiere que tu  la escoltas y que yo cuide a su hija, tenemos que recordar nuestras responsabilidades padre.

-Jaja no sé de quien habrás sacado esa actitud, que ni tu madre ni yo las tenemos -Reia alegremente, esa actitud yo la forje, fue mi decisión ser como soy ahora para poder ayudar.

-Sabes es bochornoso aun que tu me veas... asi como... aahh. -decia mi padre avergonzado.

-No te preocupes papá yo también soy como tú, además estoy orgullosa de ti.- le regalé mi sonrisa más sincera por que era la verdad estaba orgullosa de él y lo admiraba tanto.

Me fui a mi cuarto continuó a la sala donde estábamos y me tiré en mi cama pensando como le haría mañana para que esa pequeña niña no se escapará de mis manos, para sus 8 años tenía una energia e ingenio para salirse y escaparse. Seria una contienda. Sin mas dormí después de 10 minutos pensando en cosas tontas, chicos, en mi amigo Peruru tanto sin verlo.

A la mañana siguiente nos vestimos con ropa casual, mi papa con unos pantalones negros y una playera de vestir gris, mientras yo me puse una falda short del color de mi pelo con una blusa negra de tirantes. Llegamos a casa de nuestra reina y mi padre se fue con ella mientras yo me transformaba en guerrera.

-Poder de lucha lunar.- di pequeño grito mientras mi cuerpo cambiaba junto con mis ropas, tenia un conjunto de falda morada y un top del mismo color con arreglos negros, en su broche tenia una linda media luna de color plateado y mis piernas tenian unas zapatillas de morado mas claro y con poco tacon.- Sailor Moon Star en accion.

Tal vez no es demasiado tarde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora