Dazai Osamu era un médico veterinario que trabajaba en una clínica bien ubicada en el centro de la ciudad de Yokohama, la cual su nombre, "La Ideal", era por el hecho de estar bajo el mandato de Kunikida Doppo. Atsushi, un simple aprendiz bajo el cargo de Dazai, era estudiante de tercer año con ansias de aprender pero que no paraba de cometer errores.
—¡Mocoso!— gritó el rubio enfurecido quitándole de la mano una de las jeringas a punto de utilizar para la pre anestesia de un can — ¡este es el doble de la dosis! ¡¿Acaso lo quieres matar?! —reprendió señalando al perro, que mantenía sus orejas paradas y ojos austados por el alboroto ocasionado.
—P-pero — tartamudeó nervioso buscando con su vista a Dazai en busca de socorro, el que haciéndose el desentendido con la situación, miró hacia otro lado simplemente ignorandolo — Dazai-san me ha dicho que...
—¡Dazai no tiene permitido atender perros por algo! ¡no sigas sus instrucciones o terminaras matando un paciente por mala praxis! ¿Sabes el problema que le podrías ocasionar a la clínica? ¡lee los prospectos antes de preguntarle algo a ese inútil!
—¡Pero si fue él quién.. — insistió en excusarse pero Dazai había abierto la boca oportunamente.
—Él jamás me despediría Atsushi-kun — comentó Dazai altanero mientras se cruzaba de piernas y tomaba uno de sus libros para leer — sin mi, más del 80% de los casos deberían ser derivados y eso sería un gran problema económico para la clínica.
—Pero... — Atsushi posó su mano derecha en su mentón, haciendo rápidas cuentas mentales — la mayoría de las ganancias tengo entendido son por la venta de mercancías... —Kunikida y Dazai se miraron con sorpresa, desviando nuevamente la vista hacia el albino que quedó congelado por las miradas maquiavelicas que le habían dedicado. —No he dicho nada... seguro es por el arduo trabajo de sus profesionales...
—Bien, terminemos con este peludo antes de que termine mi turno, ya se está haciendo tarde.— suspiró Kunikida mirando la hora.
Una vez terminaron la operación y el perro al que atendían volvió con sus dueños, Kunikida se apresuró a cambiarse por sus ropas casuales para salir de allí de una vez por todas. Antes de cerrar la puerta de la clínica, dirigió su mirada de desconfianza hacia Dazai que hasta el momento solo se había dedicado a jugar con los animales que estaban internados -menos los perros- y holgazanear, bufó y miró a Atsushi aclarando su garganta para llamarle la atención.
— Atsushi, ¡no olvides que a partir de ahora no se permiten perros!
— Si Kunikida-san. — respondió rápidamente para que el otro pudiera irse tranquilo.
***
Pasados apenas unos 20 minutos, desde la acera de enfrente mientras Atsushi arreglaba sentado en el suelo la estantería de juguetes para mascotas, vio a uno de los clientes habituales de Kunikida acercarse con su perro Gran danés y una jaula, pronto se puso de pie para avisar que no entrara pero una mano se coló en su hombro, deteniéndolo.
—Mira eso Atsushi-kun— El albino se giró al escuchar la risilla de su mentor. —¿no es el típico caso del dueño enano que tiene un perro más grande que él para intimidar a los demás porque él solo no puede? Apuesto que debe tener una moto que le dobla su tamaño también.
—Eh, debería avisarle que no entre...— dijo con voz temblorosa al notar que se acercaba cada vez más.
—Oh, trae algo más —se percató Dazai afilando la vista, observando que venía con una jaula — deberíamos dejarle entrar ¿no?. — sugirió mirando a su subordinado con inocencia.
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Veterinaria "La Ideal"
أدب الهواةDazai Osamu es un médico veterinario dispuesto a poner todo su empeño para el bienestar de sus pacientes, o quizá no tanto. Portada cortesía de @---Abril02. Gracias piba ❤