Después de ese día, el Doctor Jirafa venía siempre, bueno, casi siempre, la verdad me molestaba, sentía que quería quitarme a papá, que sólo quería alejarlo de mi, y por eso siempre que venía me iba a jugar lejos, me molestaba que doctor jirafa hiciera reir tanto a mi papá...¿quien se creía? ¡Yo soy su hijo! No él. Solté un suspiro y mordí mi labio, mientras armaba mi nave de legos, notando cuando papá se metió al baño y el doctor se quedó solo.
-¿A que juegas, Peter?- me preguntó desde la mesa, yo lo ignoré, obviamente, no quería hablarle, era malo, no lo quiero.
Seguí en lo mío, buscando las piezas que encajaban y los muñecos que quería usar, cuando note una sombra a mi lado, sorprendiéndome al notar que el doctor estaba sentado, con uno de esos trajes que papá dice, son muy díficiles de limpiar en el suelo.
-¿Por qué se sienta aquí? ¡Su traje se manchará!- grité un tanto nervioso, pues no sabía si papá se enojaría porque su mejor nuevo amigo se iba a ensuciar.
-Porqué quiero jugar, y tu no me dejas- hizo una cara triste, y yo me senti mal, no quería que la jirafa se pusiera triste, no me gusta que las personas estén tristes.
-Mmmmmm....- hice una mueca leve y le tendí un muñeco, para que empezaramos a jugar -bien, pero tu ¡serás el malo!- y sin más comence a jugar con él...
¡Quién lo diría! ¡Jugar con doctor jirafa es de lo mejor que me ha tocado! Pensé que sería aburrido por su cara de anciano pero ¡es genial! Incluso siguió jugando conmigo cuando papá volvió, pensé que se iría pero sólo se levanto a decirle algo y volvió conmigo ¡doctor jirafa es el mejor! Claro, sin ganarle a mi papá.
-Hey Peter, mira esto- llamó mi atención y giré a ver mi nave de lego...¡Estaba volando! No sé cómo, pero el doctor jirafa lo logró! Ahora es un doctor mago, el mejor mago de todos. Toda la tarde me la pasé pidiendole que hiciera volar varias cosas, mi figura de acción de batman, varios peluches, mi tiburón gigante, hasta que se me ocurrió algo genial.
-Doctor Jirafa ¿Puedes hacerme volar a mi?- preguntó decidido un pequeño niño de cabello alborotado.
-¿Doctor Jirafa? Claro, pero debes hacer dos cosas a cambio- se agachó a la altura del menor y se quedó pensando, antes de hablar -Uno, debes llamarme Doctor Strange, o Stephen...no soy una jirafa- comentó de manera cálida, tampoco era su intención que el niño se sintiera agredido.
-¿Puede ser Doctor Mago?- preguntó el niño esperanzado con un brillo de emoción en los ojos, cosa que el adulto no pudo resistir y accedió, ganandose una sonrisa de festejo por parte del menor -¿Cuál es la otra cosa?- preguntó aún animado por su victoria anterior.
-Debes preguntarle a tu papá- comentó tranquilo el mayor, pues aunque ya era bastante cercano con Tony no se sentía con el derecho de decidir sobre su hijo.
-¡Aaagh! ¡Pero va a decir que no!- hizo una leve mueca para despues ir zapateando hasta donde se hallaba el Stark mayor, haciendo un puchero mientras esperaba la respuesta de su padre.
-Peter, Stephen ya debe irse, es tarde- habló serio, para después reír al percatarse el tono severo que había salido de sus labios -pero puede venir luego ¿te parece? Además ya debes dormir, tienes escuela mañana.
Me pareció injusto, sólo quería volar...pero no podía hacerle un berrinche a papá, solté un suspiro y mire con tristeza al doctor mago, él se acercó y revolvió mi cabello, prometiendome con una pequeña sonrisa que volvería.
Papá fue a dejar a mi nuevo amigo a la entrada del edificio, yo me quedé guardando mis juguetes, corriendo a los brazos de papá cuando entró a casa.
-¿Porqué tan feliz? Pensé que Stephen te caía muy mal- preguntó mi papá mirándome con una cara graciosa.
-¡No es cierto! El doctor mago no me cae mal, ¡es mi mejor amigo! ¡y el mejor mago de todos!
-Pensé que yo era tu mejor amigo...- papá hizo un puchero triste, yo me preocupé, pero al poco comenzó a hacerme cosquillas, estaba feliz, papá lo estaba y el doctor mago lo había hecho con su poderosa magia.
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Mi mejor gran amigo Doctor Strange
Short Story-Pete! Llegué! Ven, hay alguien que quiero que conozcas. Tomé la mano de papá y escondiendome detrás suyo ya en la sala un hombre alto se arodillo para hablarme. -¿Eres Peter, verdad? Un gusto, yo soy Stephen Vincent Strange...puedes decirme Doctor...