Flashback
Diane estaba, como siempre, en la primera fila de cada concierto de Lee. Cada día esperaba pacientemente a que la Banda saliera al escenario y que él pudiera darle esa sonrisa que la enloquecía, a pesar de que sabía muy bien que su esposa andaba en el backstage vigilando todo.
El concierto terminó con una canción que Lee había escrito para Diane y ella moría cada vez que la cantaba porque sabía el verdadero significado, pero ese día en particular ella estaba más ansiosa que nunca apretando una hoja entre sus manos.
Lee se quedó en su camerino esperando a que ella llegara, como siempre hacían después de cada concierto
—¿Qué pasa? —preguntó mirando a Diane.
Diane le entregó el papel bastante arrugado.
—Es algún tipo de... Oh... —se detuvo en medio de su chiste para percatarse de que trataba todo esto—. Tu sabes que no puedo tener un hijo, Diane.
—Ya lo sé... de todas formas quería que lo supieras porque lo elijo a él.
Lee se quedó pensando unos segundos y admirando la hermosa mujer que tenía en frente. Hubiera sido egoísta decirle que no porque el mismo sabía que ya estaba atado a otra mujer y de su parte esto era lo único medianamente decente que podía ofrecerle a cambio de todo el amor que ella le había dado.
—Quiero estar presente en su nacimiento.
—No quiero que tenga un padre a medias, no quiero que cuando crezca comience a preguntarse por qué su padre no duerme en casa, por qué no lo lleva al colegio, por qué no está presente en su día a día. No, Lee, no quiero un padre a medias para nuestro hijo.
—¿Sería mucho pedirte que le hables de nosotros? Quiero que sepa que fue concebido en un amor puro.
Se acercó a una de sus guitarras favoritas y la tomó entre sus manos para dársela a Diane.
—Cuando tenga la edad correcta...¿Podrías darle este regalo de mi parte?
Diane sonrió aunque su corazón se rompía en mil pedazos.
—Apuesto que heredará todo tu talento.
—Solo si le pones mis canciones —observo en su brazo un pañuelo de la Banda que tenía amarrado. Lo desató y se lo dio a ella—. Este también...
—Lee... tienes ese pañuelo desde que se creo Death Maiden.
—Y ahora ese bebito lo tendrá por el resto de su vida.
15 años después...
—¡Feliz cumpleaños, hija! —una efusiva Diane entró con una tarta a la habitación de Alex.
—¡Mamá! —Alex se tapo rápidamente con las sábanas mientras apagaba su teléfono.
—¡Oh, dios! Sabes que no estoy en contra de que explores tu cuerpo pero a esta hora esperaba encontrarte dormida.
Dejo la tarta en la mesa de noche y salió nuevamente para tomar un par de regalos para su hija. Alex ya había terminado de ponerse el pijama.
—Siempre me has preguntado por tu padre. Él, antes de que nacieras, dejo algo especial para ti, se que nunca hemos tenido una conversación acerca de esto, pero ya es momento.
—Si no estás lista, yo puedo esperar, no es neces... —Diane la interrumpió.
—Él ha dejado estos regalos para ti, te amaba mucho, pequeña —Con lágrimas en los ojos, dejó ambos obsequios en la cama y salió de la habitación.
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Voz de terciopelo.
Romance|VAUSEMAN| @sexualforvause @sexualforchapman Prohibida su copia y/o adaptación total o parcial de esta historia sin la autorización de las autoras.