Querido estúpido con alas:
Hoy me dejó un papel en la mesa, en el venían las indicaciones de cómo odiarlo, una disculpa firmada a su nombre, y diez meses de una relación echados por la borda
Desde ese momento el tiempo en casa se detuvo, pero afuera sigue como si no hubiese pasado nada, los niños gritan, las abuelas caminan, y sobre todo el amor sigue viviendo en cada esquina de esta gran ciudad, y cómo no entienden que a mí me han quitado mitad de mi corazón
Me abrazo para evitar que el frio que se siente, en pleno verano, me llegue hasta los huesos, sentada como idiota en el salón de esta casa, nuestra casa, esperando que suenen sus llaves, esperando que su sonrisa aparezca por la puerta, dándome a entender que todo ha sido una vil broma, que no se fue, que no se irá
Afuera cae la noche, mientras que en casa siguen siendo las 11 de la mañana, tullida de estar sentada en la misma posición tras horas, su disculpa y mis mejillas llenas de manchas negras del diluvio que todavía cae de mis ojos
No quiero moverme, no quiero explorar este terreno desconocido que habíamos decido llamarlo hogar, no quiero recorrer el camino hacia nuestro cuarto, pero mi cuerpo pide ayuda y sin más mis piernas me llevan al lugar en donde tanto nos quisimos, se sentía vacío sin sus libros a un lado de la cama
Las paredes sabían la guerra por la que habíamos pasado, cada discusión, cada llanto, pero sobre todo sabían acerca de cada abrazo y de cada beso, al parecer las almohadas también lo sabían, me acurruco en ellas, como un niño en los brazos de su madre, todo huele a él, su perfume que ahora se ha convertido en mi antídoto contra esta realidad
Este no es el trato que habíamos hecho, pequeño querubín, tú me prometiste que después de tanta guerra había llegado la paz, me prometiste al amor de mi vida y una vida a su lado. Había decidido creer en ti, creer que tus flechas eran la sentencia de un para siempre, no un juego en donde mi corazón era la recompensa y ahora me encuentra sola en esta habitación buscando las partes de este corazón roto
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Toda la soledad que dejaste
Short Story"Querido Cupido: Decidí creer que tus flechas eran una sentencia a una vida juntos, y sin saber que no eran mas que un juego, y que la recompensa era mi corazón Quien pensaría que un pequeño con alas podría ser un gran estafador" Amy, con el cora...