Un error? (Gemelos Weasley y tu)

Hogwarts.

La pequeña castaña se encuentra en su cuarto, ya con 10 años de edad.
Sus ojos grises no pierden la ilusión, ya no es tan frecuente el trato de su padre con ella, pero aún así es lo único que tiene.
Sale del cuarto, con cierto porte, desde los 9 años su padre le comenzó a "exigir" de una forma bastante dulce, que "Tiene que tener modales".
Una señorita, hecha y derecha, en el pasillo que se dirige a las escaleras ella se mira, en un gran espejo que se encuentra allí, corre un poco las hojas de una planta de su rostro, que tapan un poco el espejo y se mira, acomodándose el cabello.
Suertudo el espejo o los ojos que lo vieran, la chica de pelo castaño no pierde sino que agranda su encanto, sus facciones tan delicadas, labios de apariencia dulce, hermosa, y en su caminar se muestra su porte.
Sigue su camino hacia la cocina, dónde se encuentra su padre desayunando, le sonríe de forma dulce y mientras espera la comida, mira a su alrededor.
Tan oscuros y profundos los colores que se veían en la casa, y jamas perdería ese efecto?
Una voz interrumpe sus pensamientos.

-Samanta, hija, acuérdate que dentro de poco ya... Cumples tus 11 años. - Ella asiente, y espera a que prosiga- Una cena será tu fiesta y te tengo que anunciar que hoy por la tarde vendrá a buscarte alguien para ir a comprar las cosas que necesitas para ir a hogwarts.

Sonrie, es una de las únicas cosas que realmente le importaba, hogwarts, su padre la preparo por mucho tiempo, y no puede esperar a saber la razón.

Pasa la tarde, el tiempo y el padre de Samanta se va a trabajar, y llega el invitado esperado.

Xx: Samanta -un señor con un pelo negro, de aspecto graso, se asoma a dirigirle la palabra a la castaña.

Samanta: Digame.- "Modales Sam, modales" piensa.

Snape: Soy Severus Snape, tu padre me pidió que ... Te lleve a comprar algunas cosas. Vamos.-Sin muchas vueltas, Sam lo sigue.

Salen de la mansión, sin muchas tardanzas todo se torna oscuro y ambos magos se teletransportan a el lugar correcto para comprar sus útiles.

El callejón Diagon.

Sam se asombra por todas las personas que hay por las calles, toda su vida con tan solo su familia, hizo que no se le hiciera un ambiente común el que estaba viviendo.

Snape: Primero debes ir a comprar tu varita, iré a darle tus medidas a el diseñador, las que me dió tu padre claro. -No tardo en desaparecer entre la multitud.

Sam levanta la mirada y ve un cartel.

"Ollivanders"

No tardo demaciado en entrar, las varitas posadas en los ventanales delataron totalmente su venta.

Al entrar, un señor de bastante edad se encontraba en su escritorio, escribiendo, con una tos fingida por por parte de Samanta, levanto la mirada.

Sam: Sr.Ollivander?- "Jamás perder los modales"

Ollivander: Una Malfoy... -Examino su persona de pies a cabeza- Pequeña, tengo la varita perfecta. -se desvaneció, dejando a Sam con más dudas de las que ya tenía.

Al salir, tenía 3 cajas en las manos, ella sonríe, la emoción le ganó.
Al tomar la primera varita, los cajones del mismísimo escritorio salieron disparados.
Con la segunda, la tinta juntos con su pluma se derramaron por todos lados.
Y con la tercera, derrumbó todo un estante.

Sam: Realmente lo siento, lo lamento tanto...-No paraba de repetirse con sus mejillas totalmente rojas.

Ollivander se mantuvo en silencio y se dirigió hacia adentro.
Samanta estaba inmóvil, no quería irse dejando todo así, pero antes de poder hacer algo, Ollivander le extendió otra caja, Samanta la tomo y se quedó mirándola.

Ollivander: Que esperas? Agitala!

Al agitarla salió un brillo increíble de su varita, y el pecho de Samanta se llenó de una sensación que jamás había tenido. Con la varita de su padre jamás le ocurrió.

Ollivander: Nogal, 12¾ con un núcleo de fibra de corazón de dragón..... Extraño...

Sam: Porque? - Ollivander se dedicó a mirarla.

Ollivander: Es... La misma varita que cierta maga poderosa, pero con una locura que espero que tu no poseas.

Antes de poder preguntar algo, ya no estaba.

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