Segunda parte.

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El insistente ruido del timbre estaba poniéndolo nervioso, siendo honesto.

Su familia tenía llaves y en todo caso, tanto Chengcheng como Justin hubieran avisado que irían a visitarlo para así dejar la puerta abierta. No cabía duda de que era alguien que él no conocía y eso solo significaba que alguna de las fanáticas de su hermano había encontrado su casa, y había manejado una manera de burlar al guardia de seguridad.

Eso no pintaba un lindo escenario.

Con pesadez, bajó las escaleras y se intentó acomodar el gran suéter azul en un intento de verse medianamente presentable, aunque no creía estarlo. En cuanto había llegado de la facultad se había propuesto tirarse en su cama a dormir y no salir de allí hasta el día siguiente. Estaba seguro de que su cabello era un desastre y que la piel la tenía más pálida de lo normal.

Solo esperaba que aquella visita indeseada terminara pronto.

El timbré sonó una vez más al mismo tiempo que él estiraba la mano para tomar el picaporte, abriendo la puerta con brusquedad.

Sin duda alguna, la persona en la entrada no es la que esperaba. Sintió su corazón latir apresuradamente y su cabeza comenzó a idear un montón de formas del como él había llegado hasta allí; sin encontrar un motivo convincente.
Xukun era tan alto como recordaba, con su cabello negro y rasgos marcados le podría quitar el aliento a cualquiera; sin ser él mismo una excepción. Pero a juzgar por la pizca de incertidumbre en sus ojos, sabía que estaba tan sorprendiendo como él.

— ¿Se te ofrece algo?

Su voz sonó un poco más grave de lo normal, dejando en evidencia su nerviosismo.

— ¿Zhengfan? —el tono incrédulo se filtró al hablar—. Luces...diferente.

— Temo que me confundes.

Zhengting sonrió, medio decepcionado y medio asustado, sin saber exactamente qué decirle al atractivo chico frente a él.

— Zhengfan no viene muy seguido —vaciló—. Yo...soy Zhengting, su hermano. Nos conocimos antes.

El pelinegro frunció el entrecejo, como si aquella fuera una auténtica revelación, lo que le confirmo que él no tenía idea de quien era. Zhengting no pudo evitar sentir la decepción crecer en su interior; incluso aquel chico lo había borrado de su memoria y él ingenuamente había creído que había sucedido algo especial.

¿Especial? Pura estupidez.

— No sabía que tenía un hermano.

— Evidentemente —contestó con amargura—. Creo que te ha timado, si quieres buscarlo tiene un departamento en la ciudad. Seguro lo encontrarás allí.

Sin esperar una respuesta, le cerró la puerta en las narices. Había mandado al demonio la etiqueta y los modales; estabas lo suficientemente enfadado como para no recordar que Xukun seguía siendo un invitado, aunque no supiera como había llegado hasta la puerta de su casa.
Se encaminó a las escaleras con las mejillas ardiendo del enfado, debió parecer lamentable. Seguía siendo un ingenuo y se odió por ser tan infantil.

Solo esperaba que aquello no volviera a repetirse.

Definitivamente no quería que sucediera.

×

Zhengfan estaba listo para la escena que sucedería a continuación, puesto que en cuando abrió la puerta no mostró signo alguno de sorpresa.

— Hola, Xukun.

El pelinegro hizo una mueca de enfado, entrando sin esperar a ser invitado. Posicionándose en el centro de la sala de estar con un aura negativa.

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