Un reencuentro desafortunado

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Raoul llevaba un tiempo raro, y su relación lo estaba aún más. Llevaban ya muchos años y ya no sabía si sentía lo mismo que al principio. Por eso, cuando ella se acercó a él para darle un beso, él no estaba muy seguro de querer corresponderle.

- ¿Qué te pasa?

- ¿A mi? -dijo nervioso- ¿Pues qué me va a pasar? Nada. Estoy perfectamente

- Si, claro. Y yo nací ayer. No soy estúpida.

- Vale, sí que me pasa algo. Pero no puedo decírtelo porque ni siquiera estoy muy seguro de qué es.

- Vale, pues cuando sepas qué cojones te pasa, si te parece me lo dices. -en cuanto dijo esto se dio la vuelta para irse.

- Espera, Mireya.

Pero Mireya ya se había ido. Y en el fondo Raoul se alegraba.

                             * * *

Roi, Ana y Cepeda no entendían nada. No entendían por qué no había pasado absolutamente nada si ya habían pasado unos días, y tenían un poco de miedo.

- Oidme. Sabéis que no ha pasado nada, ¿verdad? -dijo Cepeda.

- Trabajamos en la misma empresa que tú, si es que a esto se le puede llamar empresa. Somos conscientes de que no ha pasado nada. -respondió  Roi.

- Joder, es que no sabía cómo empezar la conversación.

De pronto, un golpe.

- Cepeda, Roi, no tiene gracia.

- De Cepeda nada, yo no he sido.

- Anda, déjate de coñas, que yo si que no he sido.

Otro golpe.

- Chicos, no tiene gracia.

- Creo que ninguno mentimos. Por si acaso, corred.

Cuando Cepeda estaba saliendo por la ventana, se escucharon unos pasos.

- ¡Pide ayuda! -gritó Roi.

- Ya la cagué una vez contigo, no quiero dejaros aquí.

Mientras esto pasaba, Ana intentaba esconderse en algún lado, aunque no encontraba dónde.

- Cepeda, si te quedas lo único que vas a conseguir es que nos pillen a todos. Vete, pide ayuda y vuelve a por nosotros. Es la única cosa que puede hacer para no cagarla.

- De acuerdo. Y oye, Roi, por si no vuelvo, que sepas que lo siento.

Acto seguido desapareció y apareció un hombre. El mismo que la última vez, aunque esta vez iba seguido de más personas. Inmovilizaron a Ana y a Roi y los llevaron a una sala oscura en un sótano.

                             * * *

Marina decidió ir a dar un paseo, cuando ya iba por la mitad del bosque, algo extraño pasó. Apareció un hombre. En. Un. Árbol.

Literalmente, acababa de traspasar un árbol .

Parecía nervioso y desconcertado, no estaba muy seguro de dónde estaba y eso era evidente.

Marina no sabría decir si lo que hizo fue por pena, compasión o curiosidad, pero se acercó a él para ver cómo estaba. No tenía muy claro cómo hablarle a alguien que acababa de salir de un árbol, pero lo intentó.

- Eh, hola.

El chico pegó un pequeño salto, pero respondió.

- Hola. Oye, ¿dónde estamos?

- ¿Cómo que dónde estamos? -Marina no entendía nada- En el bosque.

- Ya, pero en el bosque de...

- De la montaña.

No parecía que el hombre tuviese muy claro qué quería. Parecía alegre y a la vez triste. Marina decidió hablarle para que no se centrase en sus pensamientos.

- Oye, y ¿cómo te llamas?

- ¿Yo? Soy Cepeda. Bueno, en realidad soy Luis, pero todo el mundo me dice Cepeda.

- Yo soy Marina.

No sentía a lo que se podría llamar cariño por Cepeda, pero tampoco quería dejarle sólo, así que le llevó con el resto del grupo.

Pero cuando llegaron no todos respondieron cómo ella pensaba.

- ¡Tú! ¡Carbón! -fue lo primero que se escucho nada más llegaron.

- Mierda.

- ¿¡Qué cojones haces aquí!? ¿¡Quieres joderme ahora también!? -Ricky parecía muy enfadado.

- Ricky, calmaté. -Mimi intentó poner orden.

- ¿Que me calme? Mimi, no lo entiendes.

- ¿Qué tengo que entender?

- El nos delató.

- ¡Sujetame que lo reviento!

- ¿Qué? ¿Pueden explicarnos lo que está pasando al resto? -Agoney interrumpió antes de que volasen cabezas.

- No puedo contártelo, no puedo hablar de lo que sé. -parecía muy nervioso- Y menos con él delante.

- Si quieres yo puedo contarlo.

- ¿Qué?

- Mira, lo siento muchísimo, nunca debí haber hecho lo que hice, ya lo pago cada día con él, que casi ni me habla.

- No me extraña.

- Mira, estoy aquí para ayudarle a...

- ¿Ayudarle? ¿Le pasa algo? -le cortó Ricky.

- Si, bueno, luego os explico eso. Ahora voy a explicarles a ellos por qué quieres arrancarme la cabeza.

- Pensaba de lo que más te importaba era la repercusión de tus actos.

- Ya no, estoy cansado y arrepentido. Además, ya quieren matarme, por saltarme las normas un poco más no pasa nada.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2018 ⏰

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Tras el muro || OT2017 (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora