Capítulo 2

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Llegué a mi casa y llamé a mi mamá y no escuché nada, volví a llamarla mientras subía las escaleras y escuchaba murmullos en su habitación. Abrí lentamente la puerta de su cuarto y ella llevaba puesto un vestido verde esmeralda con las piernas cruzadas con velas alrededor de ella. La cama estaba parada apoyada en la pared, abrí más la puerta y ella sonrió.

-Cierra la boca, se te va a meter un alma- dijo mientras pasaba la mano por encima de las velas y éstas se apagaban.

-Sabes, muchas chicas de mi edad esperan que su madre esté en la cocina con la comida lista y diciendo ‘’Lávate las manos, esto ya está listo’’ y lo que yo me encuentro es a mi madre practicando espiritismo… Tú no sabes invocar espíritus para empezar- dije mientras ella se levantaba y recogía las velas y las ponía en su mesita de noche.

-Hey!, estaba aburrida y cada día se tiene que aprender algo nuevo

-Mamá, es por esta razón que no tengo amigas, para no traerlas a la casa- dije y quité las cobijas de la ventana que estaban atoradas con el tubo de las cortinas

-No es para tanto hija… Bien, me rindo

Reí y le ayudé a acomodar la cama y a guardar las velas, bajamos y vi que había una pizza en el horno

-¿Cocinaste?- pregunté sorprendida, ella no era fanática de cocinar

-Sí, busqué la receta y me puse a cocinar, terminó de hornearse dos horas antes de que llegaras y la dejé ahí para que se mantuviera caliente

Sacó la pizza del horno y puse los platos en a mesa

-Dime, ¿Cómo te fue?- dijo mi mamá dando un mordisco a su pedazo. ¿Qué le contaría? ‘’Oh, fíjate mamá, conocí a un chico de ojos rojos que ligó conmigo dejando su número de teléfono en el asiento de a lado’’

-Conocí a un chico- dije sin pensarlo. Estaba perdida.

-Y… ¿Quién es ese chico? Vamos cuenta- dijo mi madre sonriendo, tragué el trozo que estaba en mi boca y hablé.

-Me fue bien en el examen y salí. Y simplemente llegué a la parada y él se acercó, tenía unos ojos rojos y…

-¿Ojos rojos?- dijo mi mamá sorprendida y tragó su comida

-Sí, rojos… Y nos fuimos en el mismo camión y él se bajó antes y dejó su número de teléfono en el asiento de a lado

-¿Le vas a marcar?- dijo mi mamá entusiasmada. No lo había pensado, es raro que me anime a hacer este tipo de cosas

-Invítalo a comer, quiero conocerlo- dijo mi mamá terminando de comer y llevando su plato al fregadero y su vaso de té helado

-No lo sé mamá, apenas lo conozco…

-Exacto, y con más razón tienes que invitarlo.

Si a mi mamá le meten una idea en la cabeza, no hay nadie que se la quite, quizá si se lleven bien, los dos son igual de raros.

Después de que terminé de lavar los trastes me subí a mi habitación con mi mochila y me acosté en mi cama, tomé mi mochila y busqué el número. Cuando lo encontré tomé mi celular y decidí marcarle.

-¿Hola?- se oyó en la línea, me sentía nerviosa, hubo 5 segundos de silencio hasta que me limité a contestar

-¿Carlos?- dije con un tono de voz normal, pero por dentro estaba muriéndome de la vergüenza

-Natalia, sabía que me marcarías… No puedes resistirte a mis ‘’Encantos masculinos’’

-Por favor no hablemos de eso- dije fastidiada, sé que estaba sonriendo por el tono de voz que había empleado

-¿De qué quieres hablar Di Stefano?

-Te invito a comer a mi casa- dije decidida. Hubo un momento de incómodo silencio

-¿Cuándo?

-Espera… ¡MAMÁ!  ¡¿CUÁNDO VENDRÁ EL A COMER?!   

- ¡MAÑANA!

-¿Puedes mañana?

-No lo sé Di Stefano, soy un chico muy ocupado y…

-¿Puedes o no?- le dije interrumpiéndolo

-Preguntaré, lo más probable es que sí

-De acuerdo, bueno adiós- dije, estaba a punto de colgar cuando escuché que gritó mi apellido

-¡DI STEFANO!

-Mande- dijo poniéndome el teléfono en el oído

-No me cuelgues, no puedo vivir si no te escucho

-¿Qué?

-Vamos a vernos, hoy, ésta tarde, en la Plaza Central y no acepto un no por respuesta- dijo serio, porque estaba hablando en serio.

-No se deja preguntar- me bajé de mi cama y bajé a la sala donde mi mamá estaba con su computadora haciendo un trabajo para la empresa a la que trabaja.

-Mamá- dije dudosa.

-¿Qué pasa?

-¿Me dejas ir a la Plaza Central?

-¿Con quién vas a ir?- dijo sonriendo y cerrando su laptop y poniendo sus codos en la tapa y recargando su cabeza en sus manos.

-Con…- dije apuntando el teléfono con mi cabeza ella solo asintió.

-Si me dejó ¿dónde te veo?

-En la cafetería que está en la entrada- dijo y colgó. Me desenredé el cabello y me puse un poco más de perfume, no había tiempo de bañarme. Bajé y mi mamá dio algo de dinero y salí de la casa y caminé hasta llegar a la parada. Subí al camión que me llevaría a la Plaza Central. El camino se me hacía eterno y yo estaba más que nerviosa. El camión llegó a mi destino y yo bajé, caminé hasta llegar a la cafetería y me senté a esperar.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2014 ⏰

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