Narra Francisco:
Primer día de clases después de las fiestas decembrinas. Un nuevo año, un nuevo comienzo. Los adultos hablan miles de cosas que no logro entender. "Algún día", pensé, "algún día voy a ser rico y librarme de las preocupaciones. Viviré en la ciudad y no tendré ningún problema".
Entonces, la vi, parada en la entrada, algo asustada, su piel blanca asimilaba el color de la nieve a nuestro alrededor, su cabello negro perfectamente ondeado; la niña nueva era muy mona, a decir verdad. Me he acercado a ella para conocerle, tenía que ganarle a los otros.
— ¡Hola! ¿Cómo te llamas?
— Soy Alba, Alba Romero. ¿Y tú?
— ¡Qué bonito nombre! Yo me llamo Francisco. ¡Bienvenida!
— Oh, gracias. Aunque no me gusta mi nombre. En realidad, lo odio.
— No digas eso. A mí me gusta despertar muy temprano, ¿sabes? Tengo que ayudar a mi padre en la granja antes de venir a la escuela, y ver el alba en las mañanas es algo muy agradable.
— Ya, a mí no me gusta tanto.
— Sólo quería ser amable.Alba, la niña nueva, se ha alejado. ¡Vaya carácter que tenía! A mis ojos, era perfecta.
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Han pasado días, semanas... Alba no parece querer hablar con nadie. Ser amable con ella no me ha funcionado mucho, así que me he decidido por la segunda opción: molestarle.
Entre otros tíos y yo nos las hemos arreglado para gastarle un par de bromas inofensivas, y vaya que he logrado llamar su atención. ¡Pero qué linda se ve cuando se enerva! Sus mejillas se tornan de un rojo que la vuelve más adorable aún, y esos maravillosos ojos tan únicos que tiene me ven con gran furia, pero me ven... eso es lo que importa, ¿a qué sí?
Aunque no he sabido medir mis bromas, y, un día, se ha enojado tanto que me ha soltado un puñetazo directo al ojo. Me lo ha dejado morado. "Te lo mereces", me he dicho, "ella debe ser tratada como si fuese una princesa". Que su fuerza parecía más de un fuerte caballero que de una princesa. ¿No podía ser más perfecta?
Narra Alba:
Ese tal Francisco me tenía harta. ¿Qué digo harta? ¡Hartísima! Le he golpeado y por su culpa me han castigado. No puedo salir del salón de clases en dos semanas.
Estaba cumpliendo mi condena mientras mis compañeros jugaban dando vueltas en el pasto y corriendo de un lado a otro, disfrutando de la recién llegada primavera. Entonces, he escuchado una voz. Era él. ¡No, por favor!
— Alba, te he traído un trozo de tarta que ha preparado mi madre.
— No quiero nada que tenga que ver contigo.
— Alva, por abrir. Discúlpame, que yo no he querido...
— ¿No has querido qué, eh? ¿Qué te golpease? Pues te lo has ganado, tío. Tú y tus amigos no debéis molestar a nadie. ¿Por qué de toda la clase me habéis elegido a mí?
— Alba, es... complicado.
— Explícame, anda. Tal vez así pueda entenderos.
— Yo, yo...Y, de la nada, me ha besado.
Tras nuestro primer beso, todos los días hablábamos, mi castigo no se veía tan aburrido entonces.
— ¡Vamos à Madrid!
— ¿Estás loco? No podemos irnos. ¿Y tu familia? ¿La mía?
— Seremos personas de ciudad. Viviremos como chicos de ciudad. Tendremos una buena vida y podrás volver a casa solo para mostrarles en lo que te has convertido.Después de todo, no parecía una locura, sino un sueño.
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Flashforward
Dicen que la gran guerra pronto terminará. España ha permanecido neutra, pero la economía no ha sido favorable, y, con la gripe... No podemos quedarnos así. No puedo permanecer en casa cuidando de mi madre y hermanos; todo está empeorando. Nuestro sueño de mudarnos a la capital se ve cada vez más lejos. Cuando hemos hablado de ello a nuestros padres, se han enervado tanto que hemos creído que nos matarían. Si queríamos hacerlo, tenía que ser pronto, sin que nadie se enterase.
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Las Chicas del Cable One Shots
FanfictionOne Shots de la serie española de Netflix "Las Chicas Del Cable".