Symphony (Tú X Francisco)

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(A petición de @travelingGirl_1994 )


Es mi primer día en la compañía. Parece increíble, tanto he anhelado esto y por fin, hoy, a pesar de aquello que rumoreaban del fin de la profesión con la llegada nueva tecnología, hoy me convertiré en telefonista.

  Parece que hace meses implantar algo que llamaban Rotary. No sé los detalles, pero ha fracasado y eso ha permitido que mi sueño se cumpla. No quiero sonar egoísta. Los Cifuentes, he oído decir, han perdido la propiedad de la compañía; se han jugado bastante con aquel aparatejo. Pero el empleo de miles de mujeres ha permanecido, y me parece más importante.

  El primer paso fue como si hubiese entrado a un palacio por vez primera. Había venido por mi uniforme ayer; sin embargo, los nervios no me comían tanto como lo hacían esta mañana. Asombrada y ansiosa, me distraje y tropecé torpemente en unos escalones (no muy altos, afortunadamente). Antes de ponerme de pie, he buscado a cualquiera que puediese haberme visto; no me hubiese gustado para nada la idea de hacer el ridículo en mi primer día. Nadie, al parecer. Pero una voz me distrajo de mi búsqueda.

- ¿Se encuentra usted bien, señorita?
Frente a mí, pude ver a un hombre alto y bien vestido. Muy apuesto, debo agregar. Le reconocía de alguna parte. ¡Ah! Pero claro. Se trataba del mismísimo Francisco González, esposo de la joven Cifuentes, antiguo director de la compañía. Creía que él ya no trabajaba ahí, pero, cuando vi su mano tendida, no podía ser descortés e ignorarle.

- Gracias- le dije tras haberme ayudado a incorporar. - Es usted muy amable, señor...
-Gómez, Francisco Gómez. Y, ¿usted es?
- Nueva en la compañía
- Déjeme aclarar que ya lo había notado. De lo contrario, no habría usted tropezado por mirar a su entorno. Pero preguntaba por su nombre
- Oh, lo lamento- dije completamente sonrojada, no podía evitar sentirme una tonta.
- Mento, interesante apellido. ¿Es alemán, señorita Lola? - dijo él, supongo al haberse dado cuenta de mi situación, para calmarme un poco.
- No, - contesté entre risas- mi nombre es T/N , y, créame cuando le digo, señor Gómez, que mi apellido es muy español.
- Ya. Por cierto, llámeme Francisco, señorita T/A.

¡Vaya tío había conocido! Para el puesto que ocupaba (o, mejor dicho, había ocupado), era bastante sencillo. Podría haberle seguido la plática, pero se me hacía tarde y, si fuese mi jefa, me habría despedido por ser impuntual el primer día. Claro que la primera impresión habla mucho de una, tratándose de trabajo.

- No pretendo ofenderle, don Francisco, pero llevo algo de prisa. Si pudiera ser tan amable de indicarme cómo llegar a mi puesto de trabajo se lo agradecería muchísimo.
- Usted no me ofende en nada. Mire, tome el ascensor, yo marco el piso.
- Es usted muy amable. Gracias.

  Me encaminé directamente a mi lugar de trabajo, que, para ser honesta, ya sabía dónde se hallaba. Sólo me había distraído. Me recibió entonces una mujer muy guapa, delgada y pelirroja.
- Buenos días, señorita T/A. Yo soy la señorita Millán, su supervisora. Veo que, al ser nueva, no está usted muy familiarizada con nuestra puntualidad.
- Discúlpeme, no era mi intención. He llegado a tiempo pero me he tropezado al subir y eso implicó un poco más de tiempo, y yo...
- Basta, señorita Millán. Sos muy dura con la pobre chica. Siempre pido puntualidad británica pero, ¿quién me hace caso? No tenés que hacer excepción con ella.

  El acento de ese hombre me había resultado bastante extraño. Era obvio que no se trataba de un español, que, por mucho que los andaluces o los vascos tengan un cambio en la forma de hablar, no era nada tan pronunciado como lo de este hombre.

- Permítame presentarme. Soy el señor Uribe, actual dueño de la compañía y beisbolista amateur. Me gusta radicar en España. Como dicen en Venezuela, es muy chévere.
- Un placer, don Uribe. Ya me he retrasado un poco, así que creo que es mejor que me apresure a comenzar.
- Bien dicen que al mal paso, darle prisa.
- No me refería a..,
- Buen día, señorita. Por cierto, señorita Millán, mi hermana insiste con aumentar la penalización de la señorita Rodríguez de Senillosa, pero que no dure más de una semana, por favor. Necesito a las telefonistas.

Las Chicas del Cable One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora