The Perfect Bucket List (segunda temporada) (Zayn Malik)

Capítulo 8

—oh, Zayn… —sollocé y puse una mano en su mejilla rasposa. —¿Te puedo dar ese beso?
—no, no puedes —negó ligeramente con la cabeza. —Porque tú no eres ella.
—oh… Eres un tonto hermoso —dije, sintiéndome más feliz que nunca. —Ahora duerme.
—no quiero dormir —renegó. —Eres una bonita alucinación, no quiero despertarme y que ya no estés.
—voy a estar aquí, lo prometo. Y cuando despiertes esto va a ser mejor.
—¿Esto? ¿A que te refieres?
—tú solo confía en mí.
—bueno, solo porque no he dormido en mucho… —bostezó y cerró los ojos un poco— tiempo… Más te vale que sigas aquí.
—claro. Romántico como siempre… —susurré para mi misma.
Solo decidí perdonarlo por la anterior revelación.

Después de dos minutos sus ojos se cerraron por completo y su respiración se volvió tranquila, entonces me acerqué a su cara y besé sus labios levemente, conteniéndome porque sabía que cuando se despertara lo iba a besar como Dios manda.
Lo iba a besar aunque me odiara por dejarlo, porque él acababa de decir la cosa mas hermosa del mundo: que me amaba también.
Por más malditamente imposible que eso sonara para mi. 

Tenia ganas de gritar, de saltar y de emocionarme como lo haría normalmente pero mi cerebro estaba apagado por todo el vuelo, mi cuerpo estaba cortado y la cama de Zayn siempre fue demasiado ridículamente cómoda.
Saqué mi celular de mi bolsillo y vi la hora antes de dejarlo en el mueble al lado de la cama. 7:30 pm.
Me acomodé más cerca de él y tomé su mano fuertemente antes de caer profundamente dormida.



{Zayn} 


Abrí los ojos con dificultad y los cerré de nuevo con fuerza cuando el maldito sol me cegó por completo. 
—maldición —susurré tomándome la cabeza con mis manos. Me dolía como el infierno, y me lo merecía por tomar tanto, tuve suerte de no morir por una intoxicación o algo así.
Aunque, de alguna manera, me sentía muy bien, por lo menos mejor que otros días. Pero cuando di una vuelta en la cama y no me topé con nadie ahí me sentí igual de nuevo. Triste.
Si, era una estupidez, pero esperaba que ella estuviera ahí a mi lado, como lo prometió en mi sueño. Se había sentido tan jodidamente real que yo de verdad la esperaba ahí.
Gruñí y me senté en la cama, aun tomando mi cabeza con las manos, y alguien abrió la puerta.
Seguramente era Niall, por lo que no me molesté en levantar la cabeza, hasta que ese alguien habló.
—ou, está caliente —murmuró desde la puerta, haciendo que mi cuerpo se congelara y que mi corazón empezara a latir como nunca.
Era SU voz, podría apostar mis bolas a que esa era su voz. 
Levanté la cabeza lentamente, con miedo de que solo me la estuviera alucinando otra vez.

Ella estaba parada en el umbral de la puerta de mi habitación con una taza en la mano, mirándome fijamente.
Su cabello estaba despeinado y largo, más de lo que recordaba, su cara estaba de nuevo con ese hermoso color canela con las mejillas rosas y sus ojos brillaban perdidos en los míos.
Eso no podía ser una puta alucinación, pero si no lo era yo no sabía que mierda podía ser.
—eh… Hola —dijo ella. Pero yo no podía reaccionar, porque seguramente seguía borracho o drogado, ni siquiera recordaba bien que tantas mierdas me había metido. —te preparé un té de limón, te iba a hacer un café pero recordé que no te gusta y… Y pues te hice esto.
—¿Qué demonios? —pregunté en voz alta, porque no sabia que demonios estaba pasando-¿Qué… Mierda está pasando?
—yo… Estoy viva —contestó incomoda, caminando lentamente hacia mí y dejando la taza en el escritorio.
—pero… ¿Qué mierda, estoy soñando? —pregunté aun todo confundido. 
Me levanté de la cama quedándome parado como imbécil a unos tres metros de ella. 
—no, Zayn… ¿Estás seguro de que ya se te pasó la borrachera?
—um, no estoy tan seguro —admití, contemplando su cara hermosa, demasiado hermosa para ser jodidamente cierto.
—yo… Bueno, realmente fue Eleanor… —divagó. —ella te mintió, yo… Yo no morí. Bueno, si morí, entonces ella no te mintió, pero reviví y luego ella ya no te dijo nada y…
—espera, espera —la interrumpí. No entendí ni una sola frase coherente de su arrebato. —¿Estás viva?
—agh, obviamente si —contestó poniendo los ojos en blanco.
—es que… ¡¿Cómo mierda puedes estar viva?!
—es una larga y poco creíble historia… —susurró. 
De acuerdo, de acuerdo, ella estaba viva, de verdad, y estaba frente a mí siendo tan ella como siempre.
—eres… ¡Te odio, maldición! —exclamé acercándome a ella rápidamente para estrecharla entre mis brazos para toda mi jodida vida. Pero justo antes de que pudiera llegar a juntar nuestros cuerpos, una barrera en mi estomago me detuvo. 
Bajé mi mirada para ver que era… La panza de _____, de un tamaño jodidamente mutante. 
—¡¿Qué es esto?! —exclamé asustado, haciéndome para atrás para ver mejor. Ella se puso realmente nerviosa. 
—Estoy, eh… Un poco embarazada. —confesó agachando la mirada. 
Y mi mundo se volvió a caer de nuevo.