Park Jimin había concretado consigo mismo no dirigirle la palabra a su nuevo guardaespaldas. Pensó que tal vez acabaría olvidando su existencia si simplemente le hacía el vacío. Inicialmente le pareció una gran idea, fue a recoger algunos de los regalos que habían traído aquellos hombres y se los llevó a su habitación. Cerró la puerta con pestillo y se tumbó en la cama de nuevo. Estuvo horas y horas abriendo presentes de todas las formas y tamaños, y también cartas de jóvenes fans que le declaraban su amor y todo lo que sentían cuando le veían bailar o actuar. Algunas conmovieron su corazón, deseando poder escribir algo a todas ellas y decirles lo mucho que las amaba, pero le era imposible. Suspiró, lo mínimo que podía hacer era conservar todo lo que le habían mandado. Su habitación, después de desenvolver cada regalo, parecía un completo desastre. Suerte que la criada lo arreglaría en su ausencia.
Pasadas las horas y tras varias llamadas formales de algunos conocidos, se dispuso a partir de su casa hasta el lugar donde se llevaba a cabo su fiesta. En ella, tendría que bailar varias piezas de danza contemporánea en frente de los 150 invitados. Llevaba un atuendo de cambio en una pequeña mochila para cuando llegara el momento. Nada más salir de la casa, se encontró a su nuevo guardaespaldas esperando en la puerta, lo que hizo regresar su mal humor. Quería haber podido perderle de vista.
-Con suerte será el primero en llegar a la fiesta, podrá comprobar que está todo en orden. -Fue el primero en hablar, mientras caminaba detrás de él para dejarle su mínimo espacio.
-Ya sé que seré el primero, para eso he venido rápido. -Contestó lo más agresivamente posible.
Tras su respuesta, Min Yoongi dio por finiquitada su discusión hasta que llegaron al coche de ventanas tintadas que utilizaban para eventos. Jimin se puso el cinturón de mala manera, cruzándose de brazos justo después. Podía sentir la mirada del joven empleado a través del retrovisor.
Permaneció en la misma postura hasta que arrancó el coche y se alejaron lentamente de los terriorios de los Park, internándose en el mismo centro de Seoul.
-¿Le gustaría detenerse en algún lugar antes de llegar a la fiesta, señorito Park? -Entonó en una voz monótona mientras seguía conduciendo.
Jimin bufó como respuesta, pero segundos más tarde terminó cambiando de opinión.
-Si voy a tener que aguantarte el resto de mis años como artista, lo mínimo es que sigas mis normas. -Le criticó, quitándose las gafas de sol en un arrebato de furia contenida-. Lo primero, nada de llamarme "señorito Park". Es ridículo -Soltó una breve risita, burlándose de él-. Estoy seguro de que tienes mi edad.
-20 años, seño... -no concluyó la frase, aunque sí que la había comenzado a posta, para enfadarle aún más.
El peliplata se removió en su asiento, el guardaespaldas era mayor que él, aunque solo fuera por dos años.
-No te lo voy a volver a repetir, por mucho que me superes en edad no pienso hablarte formalmente, y a cambio yo te dejaré lo mismo. ¿Queda claro?
Min Yoongi dudó por un momento, era fastidioso tener que referirse a él como una especie de amigo. Le miró brevemente por el retrovisor y después asintió, resignándose.
-De acuerdo.
-Mira... Sé que no es idea tuya estar aquí y no la voy a tomar contigo, pero si me llegas a molestar te haré la vida imposible. Solo tenlo en mente antes de hacer alguna tontería.
-Y no nos hagamos la vida imposible, porque te aseguro que si me molestas, haré que te echen. -Le amenazó-. Lleguemos ya a esa fiesta.Yoongi permaneció en silencio, encontrando el alivio al darse cuenta de que estaban a punto de llegar. Allí les esperarían unos guardias de la familia que aparcarían el coche por él para poder acompañarle al interior. Lo tenía pensado: se quedaría en una esquina de la sala y se haría con alguna bebida ligeramente alcohólica cuando nadie le estuviese mirando.
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BODYGUARD | yoonmin
Fanfiction"-Min Yoongi, eres el ser más despreciable del planeta. Te juro que... -Venga, suéltalo. ¿Qué vas a hacerme? -Preguntó, avanzando hacia él a paso amenazante. Jimin dudaba entre salir corriendo o simplemente tirarse a sus brazos. -Basta. Te recuerdo...