Añoranza [ONESHOT]

Capítulo Único

No aguantaba ni un minuto más en aquella fría habitación.

Un día de la madre sin poder felicitarla y hundirla en un abrazo, demostrándole todo el amor que le profesaba.

Sentía que allí solo terminaría enloqueciendo, así que invocó su transformación y salió del lugar, sin rumbo alguno, simplemente a dónde sus saltos lo llevasen.

Se detuvo en un edificio, observando el río Sena, mientras la suave brisa nocturna golpeaba su piel y su cabellera rubia.

Cerró los ojos, visualizando la imagen de su madre.

La añoranza crecía por momentos, sintiendo que algunas lágrimas iban a caer.

—¿Chat?— una figura femenina aterrizó junto a él, sorprendida de encontrarlo allí.

Ella había salido a asegurarse de que todo estuviera tranquilo en la bella Paris. No contaba con que a su compañero también se le ocurriese lo mismo. Aunque la idea del héroe ni se acercaba a eso.

—¿Ladybug?— ladeó la cabeza para verla. —¿Qué haces por aquí?— preguntó intentando ocultar sus ojos, evitando que ella notase que había llorado.

Mas de nada sirvió.

La azabache abrió los ojos como platos y la preocupación se hizo presente en su rostro.

—¿Te sucede algo?— se agachó a su altura y colocó su brazo en el hombro masculino.

—Nada...— murmuró.

—¿Nada?— arqueó una ceja —Estabas llorando.

—No sé por qué quieres saberlo. Después de todo tú eres la que no quiere que hablemos de asuntos que puedan exponer nuestra identidad— expresó con cierto dije de dolor.

Ella parpadeó un par de veces, notando que él tenía razón. Pero se lo veía frágil, había algo en él que le dolía.

Esa escena le era extraña. Siempre había visto al héroe muy animado. Y esa era otra razón por la que se preocupaba: algo debía de haberle sucedido para encontrarse de tal manera.

—Sí, lo sé...— dijo sentándose a su lado —Pero eso no quita el hecho de que me preocupe por ti.— lo miró a la cara —Eres mi amigo, me preocupas— expresó sincera.

Él suspiró antes de comenzar a hablar.

—¿Sabes qué fecha es hoy?

—15 de mayo..— respondió sin comprender aún aquello.

Él bajó la cabeza, suficiente para que algo en la mente de la heroína reaccionara.

—Oh...— expresó —¿Tiene que ver con tu madre?

Él volvió a afrontarlo, asintiendo con la cabeza.

—La extraño, demasiado...— dijo mientras su tono de voz iba decreciendo.

Al verlo derrumbarse, Ladybug lo abrazó, sorprendiéndolo.

Él comenzó a llorar, mojando así el hombro de la fémina.

Estuvieron así hasta que el héroe se separó de la figura femenina.

Ella lo miró con ternura y comprensión a la vez. Suavemente, tomó el rostro del rubio entre sus manos y acarició lentamente sus mejillas, borrando rastros de lágrimas.

—Creo que deberías volver. Está comenzando a hacer más frío— expresó ella, alejando su mano de él.

—No quiero volver a casa— la respuesta heló a la azabache. —Todo allí me recuerda a ella— miró el paisaje que tenía delante. —Me quedaré aquí.