ESTRELLAS DE MAR

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"No corras! te agitas mucho!"

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"No corras! te agitas mucho!"

"Luhannie, vuelve a la cama estás resfriado!"

"Hijo, es mejor que te quedes dentro, puede llover"

"Hoy no verás a Tao, hasta que te pase la fiebre"

"Luhan, toma la medicina!"

"No olvides tu abrigo, está frío afuera!"

Cada momento de su vida habia sido marcado por su débil salud.  Cuando Luhan nació fue un bebé prematuro de 7 meses, el médico dijo que era un milagro que  no hubiese muerto.   A los padres de Luhan les costó mucho tener a su heredero, la sra. Xi se culpaba por no poderle dar un hijo a su esposo, cada perdida habia tomado un pedazo de su corazón.  Finalmente su séptimo embarazo pudo lograrse y aunque se adelantó al nacer, con los cuidados de sus padres aquel pequeño vivió para ser la adoración de los señores Xi.  

Así como ocurría con Ztao, aunque por otras causas, también a Luhan le sobreprotegen de todo como si fuese hecho de cristal.  Nunca asistió a la escuela, tenia tutores privados para que permaneciera dentro de casa, en un ambiente controlado.

Su único amigo era el pelinegro, ya que sus padres se conocían y trabajaban juntos, para que Ztao pudiera visitarlo siempre su madre hacía que él chico de pelo negro tomara una ducha, aunque ya se hubiese bañado y le daba un pijama limpia para que usara dentro de la casa, ya que nunca salían a jugar al jardín.  

Cuando llegó el celo de Luhan y supieron que era un omega, se preocuparon aún más por su hijo, limitaron su interacción con los Alfas y Betas, querían que él se casará en un futuro, pero aún era muy joven y claro se casaría con un candidato de su elección.  

El rubio era igual que Ztao, virgen y sin experiencia. Y si pudieran verlo sus padres ahora, seguro haría un escándalo de proporciones épicas.  


Allí estaba él, descaradamente besándose con un completo extraño, pero ese extraño era su alma gemela...él lo sentía en sus besos, en la forma que le hacía vibrar cuando acaricia su mejilla o le acercaba a él con un tierno abrazo.  

Luhan no podía oler la excitación en el marinero, su olor no le decía mayor cosa por ser Sehun un beta.  Sin embargo, Sehun si sentía ese delicioso aroma que emanaba de Luhan.  No lo habia descubierto en el barco porque era este momento de cercanía y conexión, de emoción y excitación la que hacía a Luhan soltar sus feromonas sólo para su pareja.  Sehun se sentía feliz y completo, era como regresar a su hogar, pero un hogar que no conocía.

EL DRAGÓN DEL MARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora