C6 -Ojos bonitos

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Son un poco más allá de las doce cuando decidimos hacernos camino hacia la fiesta que se lleva a cabo en mi casa.

Había procurado dormir un poco para calmar mis alterados nervios, me he obligado a mí mismo a olvidar el bochornoso momento que pasamos hace un rato y salir para no tener que vivir la fiesta a hurtadillas. Aaron, por supuesto me fue de gran ayuda: me alejo de cualquier cosa que pudiese alterarme después de la interacción con mi padre –ese en el que me derrumbe, y necesite estar a solas para recuperarme-, como siempre, me tendió la mano, me ayudo a incorporarme y había dicho una serie de cosas que habían logrado sacarme una sonrisa.

Así pues, luego de obligarle a tomarse muchas –muchísimas-, selfies conmigo, decidí que era el momento de hacerle frente a todo lo que he estado huyendo desde hace dos años.


Para este momento nos encontramos caminando por el patio trasero con rumbo a la gran carpa donde se está llevando a cabo la fiesta, desde aquí puedo observar como todas las personas mueven animadamente el esqueleto y sosteniendo sus copas de alcohol.

No he soltado la mano del hombre que me lleva en ningún momento y, estoy más que seguro de que no lo haré en un buen rato.

—C-Creo que aquí estamos bien —Digo, casi al fondo de la carpa, donde hay solo unas cuantas personas conversando—. Q-Quiero decir, si no te molesta...

—Podríamos acercarnos un poco más a la pista —Aaron dice, mientras pasa su brazo por mi cintura y me atrae hacia él, antes de empezar a caminar, son tan solo unos pasos, hay un poco más de personas pero ninguno de ellos nos presta atención—, aquí la música es mejor y podemos desenvolvernos mejor.

Sin soltar mi mano, Aaron me hace dar una vuelta y después, me atrae hacia su pecho para empezar a moverse lentamente en medio de una canción que es de todo menos lenta.

Una risita se me escapa, y con ella, la tensión se va un poco más de mi cuerpo.

— ¡Así no se baila! —grito divertido por encima de la música.

—Ah, ¿No? —Niego con mi cabeza—, ¡Ilumíname! —grita de vuelta.

Entonces lo hago, empiezo a moverme a su alrededor dando pequeños salticos y dejándome llevar por el ritmo que la canción lleva. Tomo las manos de Aaron y le ínsito a moverse conmigo, y lo hace, eleva sus manos con gracia mientras empieza a bailar de un lado a otro, colándose entre parejas y tomándoles para que bailen con nosotros.

De pronto somos una multitud de personas bailando por doquier, dando vueltas entre nosotros y saltando como si fuésemos locos. De pronto, la tensión desaparece por completo y me dejo llevar, empiezo a gritar y abrazar a las personas como si fuésemos conocidos de toda la vida.

— ¡¿Cómo se llama tu novio?! —grita una chica a mi lado.

Ni siquiera me molesto en decir que no es mi novio, vuelco toda mi atención hacia el chico que ha perdido su corbata en algún lugar y una sonrisa tira de mis labios.

— ¡Su nombre es Aaron! —Grito en su oído y me contengo que decirle que no lo mire.

— ¡Aaron tírate un paso! —Grita y, poco después todos gritan con ella y la apoyan con las palmas—, ¡Aaron tírate un paso! ¡Aaron tírate un paso!

Él, sin pensárselo mucho, se mete al centro del círculo que han formado y empieza a quitar su saco para, poco después, tirarlo en mi dirección y empezar a acercarse para bailarme sexy.

Todos empiezan a silbar cuando la camisa de mi guardaespaldas desaparece y queda a la vista su musculoso torso.

«Oh joder, ¿Todo eso duerme conmigo?»

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