4. Diciembre, oh diciembre

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Camino hacía a mí, con esa sonrisa perfecta, con las manos en los bolsillos, me abrazo y me beso, podía sentir todas las miradas que se clavaban como espadas en mi cuerpo, los susurros de todos.

-¿ya vieron?, ¿Qué le dio?, ¡está loco!, ¿Por qué se besan? Podía escuchar cada una de la criticas, pero no me importaban mas, el estaba conmigo, y los demás me importaban un carajo.

-¡QUEEEE!, gritaron, y sentí como alguien me jalaba. Era ella Elena. -¿Qué haces con esta estúpida?, dijo Elena. Daniel me jalo y se puso en medio de las dos. –con ella no te metas Elena, dijo Daniel. - ¿entonces es verdad lo que dicen? Que andas con la mugrosa. –No es ninguna mugrosa, y la respetas, dijo Daniel, me tomo de la mano y me llevo a mi asiento. – ¿Realmente me cambiaras por esta?, le preguntó Elena. –Ella tiene nombre y lo sabes, no es ninguna “esta”, dijo Daniel. –No me interesa su nombre, no sabes lo que estás haciendo, no puedes echar a la basura 5 años de nuestro gran amor Daniel, le dijo Elena. –Yo no estoy echando a la basura nada, tu lo echaste a la basura hace mucho, y no voy a discutir contigo. Ella salió del salón, y él se acerco a mí. –Perdón por esto Sofía, yo ya no ciento nada por ella, y lo que dice de ti, no le tomes importancia, es una tonta superficial, me dijo. –No te preocupes, ahora estás conmigo y es lo que importa, gracias por darme mi lugar, le agarre sus manos y me abrazo, y me miro a la cara, acomodo mi cabello atrás de mi oreja y me dijo. –eres perfecta para mi, estoy enamorado de ti, jamás lo olvides. –Jamás lo haré, le respondí. 

Ese día fue raro, todos nos miraban pasar, era algo extraño para mi, jamás había sido el centro de atención, el estuvo todo el tiempo conmigo, pasaron las clases y al fin era hora de regresar a casa, el me llevo a su casa, comí ahí, no estaba su Mamá, ni su hermano, me llevo a su cuarto, era hermoso, había tantos libros, y fotografías de él y sus amigos, me acerque y las mire, encontré una de él con Elena, la tome y la mire pero la deje rápido en su lugar, él se dio cuenta. Me miro y miro la fotografía, la rompió. –No, ¿Qué haces?, le pregunte. No necesitas hacer eso, se que tienes un pasado antes de mi, pero no me importa, ahora sé también que yo soy tu presente. –No quiero saber más de ese pasado, ahora tu lo eres todo para mí y no quiero que te sientas incomoda por nada.

Pero yo en el fondo sabía que su historia con Helena había sido muy importante para él, y presentía que el aún la amaba, 5 años no se olvidan de la noche a la mañana, no sabía cómo preguntarle respecto a su relación con Helena, yo siempre los vi juntos en la escuela, “felices”, pero a veces las apariencias engañan, recuerdo que me quede toda la tarde en su casa, vimos una película y me quede dormida en su brazo, hasta que me despertó y me dijo que si me quería quedar a dormir en su casa, pero yo no me sentía en confianza con su mamá y su hermano, aun que las habitaciones quedaban lejos una de la otra y hasta tenían habitación para huéspedes, le dije que talvez otro día, me llevo a casa y me volví a quedar sola, así pasaron los meses.

SEPTIEMBRE…

OCTUBRE…

NOVIEMBRE…

Y al fin diciembre, llevaba 4 meses, sin vomitar, ni cortarme, a veces, discutía con Daniel por cosas sin sentido, pero siempre, terminábamos bien, a veces se quedaba en mi casa, dormía en el sofá, o a veces iba a comer a su casa, a ver películas, cosas que hacen los novios, mi mama me visitaba una o dos veces al mes, depende su trabajo, realmente amaba a Daniel, decía que era el novio perfecto para mi, también me había hecho buena amiga de Alejandro su hermano, era una persona divertida, los días transcurrieron, Elena no nos volvió a molestar, ya solo faltaban dos meses para graduarnos al fin, al fin se llego 24 diciembre y festejaríamos nuestra primera navidad juntos, mi mamá no pasaría conmigo la navidad, hasta año nuevo, ese día el frió estaba más fuerte, era una mañana realmente fría, yo estaba despertando y me preparaba un café, escuche el timbre de mi casa, y me asome por la ventana era Daniel, le abrí y entro con una caja muy grande. -¿Qué es eso? Le pregunte. –Ábrelo, me respondió. 

¿Era un regalo de navidad?, yo no le había comprado nada, me sentía a penada.

-Pero… Yo no te compre nada. –No te preocupes, ábrelo. Lo abrí era un vestido, tan hermoso que parecía de modelo, unas zapatillas negras y un abrigo negro, me sorprendí tanto, que no supe que decir, ¿Por qué me había reglado eso?, el sabía que no era de ese tipo de chicas que le gustan vestir muy lujosamente. -¿Qué es esto?, le pregunté. –Es para que lo uses Hoy, amor, mi Mamá hará una cena y vendrá alguna familia del extranjero, y siempre hace un brindis muy especial para ella, quiero que me hagas el honor de ser mi pareja hoy. –Pero, no tenias por que comprarme esto, yo tengo vestidos.

En realidad todos los vestidos que “tenía” eran de mi Madre, y algo pasados de moda.

-Por favor, no quiero que te vayas a molestar, me respondió, lucirás hermosa, ya lo veras, paso por ti a las 10 de la noche, ¿ok? 

-Está bien, le respondí un poco enojada.

Me bañe, me peine y me puse el vestido, en realidad me gusto mucho, me puse las zapatillas y me di cuenta de algo horrible, jamás había caminado con zapatillas, practique un poco, vi el reloj y faltaba todavía una hora, fui a la habitación de mi mama y tome su maquillaje y por simple curiosidad, me empecé a maquillar, en realidad no me reconocía, me gustaba lo que veía en el espejo, ¿de verdad?, después de tanto, al fin me gustaba lo que miraba en el espejo, pero esa no era yo, debajo de esa ropa costosa y ese maquillaje, estaba la frágil Sofía, la tímida, y desconfiada Sofía, al fin dieron las 10 de la noche, estaba nerviosa, no podía esperar la cara de Daniel cuando me viera, estaba emocionada, solo me había arreglado por él, pero él no llegaba, dieron las 11 de la noche y no llegaba, me quite las zapatillas, y me la pasaba mirando por la ventana y el no llegaba, abrí el refrigerador y había un pedazo de pizza, sinceramente tenía hambre que lo metí al microondas y me senté en el sofá a comerlo, ¿de verdad me había dejado plantada?, ¿y si su mamá no quería verme ahí?, me hice muchas preguntas, ninguna con respuesta, dieron las 12 de la noche, al fin navidad, y yo sola en mi casa, sin nadie, aún esperando a Daniel, por fin sonó el timbre, tome mi bolsa, me puse las zapatillas de nuevo me mire al espejo y me puse un poco mas de brillo labial, y abrí la puerta, no podía creerlo…

SofiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora