(CONTINUACIÓN DEL CAPITULO 3)

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-hijos pasen pacen, me miro y dijo, tú debes ser Sofía, Bienvenida siéntete como en casa.

Me sorprendí, tanto con el recibimiento, pero una parte de mi sintió un gran alivio,- Yo soy Rocío, tu suegra, soltó una risa. 

La señora era muy guapa y se veía muy joven, y su casa era preciosa, todo tan lujoso, pasamos a la sala y me senté, ella se a lado mío. –Y dime ¿Cómo estás?, supe lo de tu caída, y por qué Daniel ha estado cuidándote, me dijo.

-¿Mi caída?, pensé. Seguramente Daniel no quiso hablar nada sobre mis problemas, y me alegraba que lo haya ocultado, eso era muy personal.

-Muy bien señora, muchas gracias, ya me siento mejor.

-Daniel ha pasado tanto tiempo lejos de casa, lo extraño, ¿sabes?. *Me dijo su Mamá*

-¡Mamá!, no es momento…

-Losé, interrumpí a Daniel, el regresara esta noche señora, como le he dicho a Daniel que yo ya me siento mejor. *Fingí una sonrisa*, Daniel me miro enojado.

-Pero yo quede con su Madre de cuidarla, respondió Daniel. –Lo entiendo hijo, pero como dice Sofía ella ya está mejor, y tu también tienes una casa. -¡Mamá!, dijo Daniel en voz alta, tu platica esta fuera de lugar. –Está bien, intervine yo. Lo menos que quería ocasionar era una pelea, me sentía tan incómoda.

-No te preocupes Daniel, me puedes llamar por las noches, le respondí. –Y díganme, ¿se están cuidando Daniel?, no quiero sorpresas, dijo su Mamá. 

De verdad me sentía tan incómoda, pero era obvio que su Mamá pensara eso, habíamos pasado mucho tiempo juntos, y solos, cualquier persona se podía imaginar eso.

-Mamá, basta. Dijo Daniel, llevare a casa a Sofía. –Perdón no quise incomodar, dijo su Mamá. –Pues ya lo hiciste, dijo Daniel. –Está bien, no pasa nada, respondí.

Una voz Aguardentosa, sonó en toda la habitación. -¡Buenas noches Familia!, Dijo un chico alto, y muy guapo, supuse que era Alejandro, el hermano de Daniel.

-Salvado por la campana, dijo su Mamá y soltó otra carcajada.

Daniel se paro y abrazo Al tipo, ya te extrañaba Brother, le dijo, Ven te quiero presentar a alguien muy importante, lo acercó a mí, y dijo, -ella es Sofía, mi novia, Sofía él es mi hermano Alejandro.

-Mucho gusto, le dije.

-Sofía el gusto es mío, Dijo, me abrazo y me dijo, “bienvenida a la familia”.

Alejandro era muy diferente a Daniel, el vestía mas rebelde, traía un pants muy aguado, y unos tenis del color de su gorra, también pude mirar sus tatuajes en su brazo y en su pecho, sus ojos eran color azul, y los de Daniel color café, era exactamente lo contrarío a él, Daniel siempre vestía muy adecuado, pantalones de vestir y zapatos bien lustrados.

-¡Tengo hambre Mamá!, aliméntame, dijo Alejandro.

-Solté una pequeña risa, me miraron todos. De verdad me había reído, pero fue por la manera en que Alejandro se dirigió a su madre, era tan rebelde, pasamos al comedor, y una sirvienta nos sirvió, no podía creer, ellos tenía sirvienta.

Había tanta comida en la mesa, que me asuste, ¿Qué tenía que hacer?, no quería comer, me sirvieron una ensalada de entrada y me la comí completa, me sentía tan llena, y me sirvieron el plato fuerte, no lo toque ni un poco. -¿Qué pasa?, ya te llenaste o estas a dieta, me preguntó su Mamá. –Estoy un poco llena, respondí. –Es que comió en su casa, dijo Daniel. –Sí, antes de venir comí un poco y me siento demasiado llena, respondí. –Bueno menos mal, no me vayas a salir bulímica, me dijo su Mamá.

Me incomode tanto, que no supe que decir, solo conteste con una mirada.

-Déjala, dijo Alejandro, la vas a asustar que jamás volverá a regresar.

-Le sonreí a Alejandro.

Estuvimos unas horas más en su casa, hasta que dieron las 12 de la noche, -bueno, la llevare a casa dijo Daniel, mañana tenemos inicio de curso y es el ultimo no podemos empezar a faltar.

-Esta bien, vayan con cuidado, te quiero de regreso y que te acompañe tu hermano. –Mamá no necesito a acompañantes, dijo Daniel. –hay, yo porque, tengo cosas que hacer, dijo Alejandro. –Es una orden, o mañana no hay carro para ti Alejandro y haber como te vas a la escuela. –A ya ya ya, la ley es la ley, dijo Alejandro.

Me despedí de la señora y le di las gracias, en realidad no era tan mala persona, es solo que hablaba mucho, pero no lo hacía para molestarme, bueno eso creía yo. 

Esa noche nos acompaño Alejandro, el manejo, nosotros íbamos atrás, Daniel me pidió disculpas por el comportamiento de su mama, le dije que no había problema, que haces las mamas son así, Al fin llegamos a mi casa, bajamos del auto y me despedí de Alejandro, me llevo hasta dentro, me miro con unos ojos tan tristes, y me dijo, -amor dime que estarás bien, que mas quisiera poder quedarme contigo, pero… -Estaré bien, lo prometo, le respondí, estoy mejor, no te preocupes ¿vale?, ¿mañana nos vemos en la escuela?, le pregunte. –claro amor ahí nos vemos, te despiertas temprano porfavor. Me abrazo y me dio un beso, pero esta vez duró mucho mas, fue tan lindo, me hizo sentir tantas cosas, y al último me dio un abrazo. –Descansa, te llamaré cuando llegue ¿de acuerdo?, me dijo. –Está bien, te vas con cuidado, lo besé, y nos volvimos a abrazar. 

Después de muchas despedidas, se fue, esa noche fue demasiada rara, me sentía extraña sin él, me sentía sola, pero feliz, porque sabía que lo volvería a ver, también pensé en Alejandro, me callo muy bien, tenía un carácter tan imponente, no le importaba lo que los demás dijeran de él.

Al fin llego lunes, regresar a la escuela sería tan raro, ¿y si el “cuento de hadas” terminaba?, solo había una forma de saberlo ir y averiguarlo, me bañe me vestí arregle mi cabello y me perfume, tome mi mochila y Salí de mi casa, camine hacía la escuela como siempre, entre a mi primer clase y ahí estaba Daniel, lo mire, y también lo hizo, le sonreí, y el…

SofiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora