El alto chico se había convertido prácticamente en un verdadero fan del menor. Desde ese novedoso encuentro en el balcón con su vecino, siempre que coincidían se tomaban unos minutos o incluso horas para conversar. En esas semanas Chanyeol conoció un poco más del menor, como que éste adoraba los perros, también como que JongIn era la persona más perezosa del mundo y aun así lograba madrugar, entre otras cosas.
Chanyeol lograba amistarse rápidamente, al contrario del menor que el tema de la confianza le dificultaba tener un círculo social más grande y el que el mayor fuera dos años mayor que él le había hecho el trabajo un poco más fácil.
JongIn continuaba con sus intentos de nuevas preparaciones, debido a que su compañero de trabajo había regresado tuvo más tiempo libre como para comprar los equipamientos que le estaban haciendo falta. También tenía más tiempo para poder ir a visitar a su hermana y compartir un grato almuerzo en su compañía.
Aquellos días se encontraba en su hogar más temprano de lo normal, ya que sólo debía cumplir con su turno de mañana y no el completo como estuvo haciendo por casi un mes. Su idea de ir preparando nuevas tartas y otra variedad de dulces fue buena, siendo ese el gran motivo por el cual todos los días se encontraba metido en su mundo, la cocina. Observando la hora en el reloj que tenía en la pared, se dispuso a sacar del horno unas galletas de distintos sabores; vainilla, chocolate, canela, chispas de chocolate, etc. Probó una de cada una para asegurarse de que estuvieran en buen estado y para él estaban sabrosas, no porque las hubiese preparado el mismo, sino que el sabor del ingrediente principal resaltaba y eso era lo mejor; dejándolas en una bandeja dio paso a preparar un simple glaseado sólo para terminarlas con una decoración. En ese sentido era bastante exigente consigo mismo y las simplezas en lo que preparaba no le gustaba, aunque claro, en otras cosas lo más simple le resultaba ser lo más llamativo.
Satisfecho con los diseños recién terminados, el ruido en su balcón le hizo desviar su atención de lo que hacía. Pensó que podría tratarse de la lluvia, ya que últimamente los días estaban siendo muy cambiantes, pero no, se trataba de otra cosa.
— ¿Estás ocupado? —Preguntó el alto castaño cuando vio al menor asomarse, dejando de lanzar esas piedrecillas que mantenían en pie a las tantas plantas que ahí tenía.
JongIn negó sonriendo a su insistente vecino, saliendo por completo al balcón de su departamento.— Lo estaba, pero has llegado justo a tiempo. —Sinceró apoyándose del barandal, evitando mirar hacia abajo a toda costa y de paso, recibiendo una risa por parte de su acompañante.
Chanyeol sabía del miedo del menor y sabía que le podía incomodar un poco estar hablando por ese lugar, pero no podía negar que ese modo de hablar le daba un toque poco común al inicio de una amistad.— La verdad es que estaba aburrido y no sabía si molestarte o no.
JongIn rió aún más sin sorprenderse y no se quejaba, gracias a eso es que por fin estaba relacionándose con alguien sin sentirse incómodo o fuera de lugar. Recordó lo que estaba haciendo antes de que el mayor le hablara y disculpándose con éste, regresó a su cocina para poner una cantidad necesaria de galletas en un plato, mientras que llenaba dos vasos con chocolate tibio.
— Si estás ocupado podemos hablar más tarde, no hay problema. —Comentó el más alto, recibiendo una rápida negativa por parte del menor que sólo le hizo sonreír.
— Sólo fui por una cosa. —Susurró extendiendo el plato y vaso a su joven vecino. Chanyeol recibió gustoso ambos alimentos y para el menor no hay mejor paga que ver como el mayor disfrutaba de cada cosa que preparaba.— Por las semanas que me has hecho estar saliendo hasta aquí. —Alzó su vaso de chocolate como si de una copa se tratara.