Parte 1: Yo te cuidaré

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Era una tarde normal, el sol estaba en sus últimos momentos de iluminar el cielo antes de que el turno nocturno dominara aquel día que amenazaba ser uno cubierto de sorpresas.

Pronto el manto de la noche cubrió totalmente el cielo y con él, el pacífico silencio que a todos adormecía. El cielo adornado con pequeñas luces fue bruscamente atravesado por una enorme figura blanca con forma de un ave.

Ésta aterrizó dando los aletéos finales que marcaban el final del viaje y la llegada a su parada. Seguidamente dos siluetas bajaron del ya dicho con un apuro inexistente.

Una de las siluetas dijo un pequeño "katsu" alarmando a la otra que, con una velocidad envidiable, subió a un árbol junto a la otra persona justo antes de que el ave se repartiera en trozos en el aire con un estruendo colosal expandiendose a su alrededor con fuerza.

-Avisa antes, mocoso- Dijo con enojo una de las siluetas al ver una parte de su caba quemada

-Estaba ansioso de hacer explotar algo desde hacía ya unas semanas, no lo resistí, es tan estimulante- dijo en defensa la otra, para luego hacer una expresión de alto gozo

-Esa no es ninguna excusa- atacó nuevamente

-Eres un amargado, hum- decía -mi arte no tiene horarios para demostrar su belleza, él simplemente nace- dijo lo último bajando de aquel árbol de un salto

-Esas explosiones tuyas no son arte- recalcó -el arte verdadero es eterno y bello, ya te lo había dicho- explicaba el hombre mientras saltaba de una rama gruesa y comenzó a caminar

-Bah- este no quería seguir discutiendo sobre algo que para el ya tenía una respuesta definitiva -Treinteañeros...- murmuró para no se escuchado por el otro

Estas siluetas caminaban a lo que se le diferenciaba como una cueva bastante extensa. El viento soplaba con una clásica frescura nocturna que chocaba y a la vez movía las ropas de las sombras, estas eran largas y negras, no se diferenciaban mucho en la hora que era.

En un pequeño instante las copas de los arboles se abrieron y dejaron que la luz de la luna alumbrara un poco la imagen de las siluetas. Estas vestían capas negras con nubes rojas bordadas en ellas, tenían un sombrero oriundo de China que cubría toda su cara por la sombra que este hacía.

Llegando a la dichosa cueva se percataron que todos los demás vestidos de la misma forma ya estaban presentes, no le prestaron mucha atención y se dirigieron al circulo formado por los otros presentes.

Al par de unos minutos un pelinaranja al cual le llamaban "lider" Soltó las primeras palabras dando inicio a la reunión.

-Bien, como ya habré mencionado antes, una aldea, ya sea de la arena o la hoja, ha descubierto que tenemos un pergamino el cual tiene escritos jutsus prohibidos y demás artes que no les mencionaré, pues probablemente no les importan. Lo más probable es que manden a algunos ANBU o cualquier clase de ninja a buscarlo.

-Si es así, ¿Por qué no esperar a que lleguen aquí y matarlos?- decía un peliplata con molestia en su tono, le parecía un reverendo desperdicio buscarlos si de todos modos, ellos los localizarían igual

-Lamentablemente no podremos darnos ese lujo, Hidan- decía -Aquí tenemos más pergaminos y secretos por montón, bastantes de hecho, no podemos tomar el riesgo de recibirlos con las puertas de par en par y exponernos a un peligro como ese, ¿Me expliqué?- Dijo el lider con un tono de desagrado en las últimas notas, pues para él era más que obvio tal atrocidad, mendigando un toníto infantil para el ojifiucsa

-¿Quieres pelea, pequeño hijo de---- - amenazó más que sonsacado

-¿Entonces que haremos?- interrumpió un portador del sharingan

Niñeras De... ¿Akatsuki?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora