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   Habían pasado varios días para que finalmente el pequeño pajarito pudiera curarse de su alita. A lo cuál Reaper al instante de darse cuenta de ello, se sentó a lado de la ventana de su cuarto, para bajar al pajarito de sus manos. Aunque esté en ningún momento voló hacia afuera o algo por el estilo dejando totalmente confundido al de cabello negro.

   —Anda, ve

   Fue lo último que dijo, aunque este no le hizo caso nuevamente al parecer. Pues simplemente se acercó hacia Reaper al instante a la mano que tenía más cerca. Con este acto, se murió totalmente de amor, a la mejor lo había visto como una madre y ahora no lo dejaría ir fácilmente.

   Oh dios, tenía que contarle a Geno sobre esto.

   Llegó a la biblioteca emocionado, el pequeño pajarito estaba sobre sus hombros y a veces se ponía encima de su cabeza. Ni siquiera cuándo entro alguien se dió cuenta del pajarito, y de igual forma lo agradecía pues a la mejor lo corrían. Se sentó a lado de Geno, recibiendo la mirada de este, una mirada confundida y hasta tal vez enojada por alguna razón.

   —¿Y eso? ¿Ya se curo?

   —¡Sí! Pero cuándo lo quise liberar no se quiso ir de mi lado...— Comentó, al instante Geno dándose cuenta de la pequeña emoción en su voz.

   —Oh. Entonces... Te lo vas a quedar.

   —¡Obviamente! No creo que mi madre tenga problema con un pajarito...

   —Mhn...

   —Geno, ¿me ayudas a cuidarlo?

   —¿Yo?... ¿Por qué?

   —¡Tu lees mucho y tal vez hasta sepas más sobre cuidar aves!

   —Uhg... Bueno, tal vez por curiosidad leí un libro sobre ello...

   —¡Gracias!

Autofilia. "AfterDeath"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora