Capítulo 1

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5 de Septiembre, 2012.

Ya han pasado tres meses, mamá. Tres meses desde que me encerraste. ¿Recuerdas aquel día?, porque yo sí, como si fuera ayer. Estaba sentada con Andrea  fuera de casa cuando la policía llegó, Leo lo presenció todo, estaba trepado en un árbol, con su blanco pelaje siendo arrastrado por la brisa del viento, y si rosada nariz moviéndose a todas direcciones en las que yo iba.

-Evans- Pronunció la jefa de la celda cuatro, en donde se encontraba Krystal, escribiendo una de las muchas cartas que escribía a su madre que, sin embargo jamás las enviaba. –A la cafetería- Sacó de su sucio bolsillo trasero un manojo de llaves que tintineaban entre sí. El traje de policía que llevaba era de un color azul oscuro y puro, pero cubierto por manchas de diferentes colores de comida – o grasa- de la correccional, su cabello tieso, alborotado y reunido en una sola melena, una verruga a un lado de su nariz del tamaño de una pasa –y con apariencia de una- sus manos sudorosas y olor a frituras la hacían ver asquerosa, que según Krystal y sus amigas –que conoció en la correccional- la soltera y aburrida Amy necesitaba a alguien, y no precisamente un gato.

¿Cómo estará Leo?

-Andrea se va hoy- Pronuncia Amy con su ronca voz –Lástima para ti ¿no?-

Andrea, la pálida y delgada chica rubia de ojos oscuros, pecosa y con bolsas bajo sus ojos, la que culpaba a Krystal de arruinar su vida, ella por supuesto no lo negaba, tenía toda la razón. La hija del ex senador del pueblo, quién después de ser culpado por robo y corrupción se vió obligado a renunciar a su puesto.

Marc Smith: ‘Lucha por tu sueños y por la libertad del pueblo’.

-¿Lástima?- Krystal dice después de unos minutos- Mejor para ella, no pertenece aquí. –

-¿Y tú sí?- Amy ríe, por primera vez en mucho tiempo.

Krystal no contesta.

Al entrar al comedor el estruendoso ruido llena sus oídos y retumba en su cabeza, su cabello color fuego es evidente en todo el lugar.

-¡Hey, tu!- Grita una de las internadas- Chica fuego, ven aquí-

Chelsea Jacobson, robos, marihuana y más robos, nada importante que explicar. Krystal se dirige hacia su dirección, ganándose –como siempre- unas cuantas miradas de las mayores de 25.

-¿Si?- Despreocupadamente llega a su lado.

-Escuche que Andrea se va hoy, ¿eh?-

-Correcto- No la mira a los ojos, debido a que estos descansan vagamente en el techo.

-Solo tres meses- Suspiró Chelsea-

-Marc Smith, ¿recuerdas?- Krystal baja la mirada hasta su panecillo de chocolate a un lado de la manzana en la bandeja que, evidentemente no va a comer. Antes de que Chelsea pueda replicar algo, Krystal dice: ¿Te comerás eso?; Agarrando descaradamente el panecillo de la bandeja y saliendo hacia el patio, en paso vulnerable.

-¿Vas dónde los hombres Evans?- La guardia le mira desafiante en la puerta del patio, donde se encuentra la reja de –como les dice la guardia- ‘los hombres’.

-Solo quiero pasear- Krystal responde

-¿Quieres jugar a la poeta otra vez, Evans?- Responde y baja la mirada hacia su bolsillo delantero, donde yace su cuaderno, en el que anteriormente escribió la carta número 11 a su madre, pero por alguna razón no las envía.

-Puedo escribirte uno, Margote- Responde la pelirroja y pasa de largo. Sin problema alguno.

Se ubica en una de los incómodos asientos  que – a pesar del sol- están fríos gracias al cemento gastado que lo cubre. De lejos divisa a una melena rubia larga y lacia, con una mochila color naranja colgada en su regazo y unas largas y pálidas piernas corriendo hacia ella.

-¡Krystal!- Grita Andrea desde lejos acercándose.

¿Acaso este es el día de molestar a Krystal? Piensa

Solo quiero estar sola, maldición.

-Krystal- Dice, o más bien suspira, con un hilo de aliento por la carrera con ella misma que acaba de dar desde el otro extremo del patio.

-Hey-Le da su mejor sonrisa. Falsa.

-Bueno, mis padres- Se rasca la nuca- uh... ellos viene por mí-

-Que bien- Contesta sin ánimos Recordando cuando la madre de Andrea le prohibía salir con ella, pero a pesar de eso solo para molestar a la Señora Smith, aparecía en el momento más incómodo, tocando la puerta y entrando como si nada, en donde divisaba su casa al muy estilo inglés, cortinas inglesas , muebles ingleses, chimenea inglés, en fin. –Saluda a la Señora Smith- Esta vez Krystal sonríe de verdad, pero Andrea esfuma su sonrisa

-Krystal, creo que deberíamos…- Andrea comienza.

-Esfúmate, Andy- Krystal se para y se va, dando largos pero lentos pasos hacia cafetería.

****

-¿Harry?-  Logan golpea vagamente la puerta de su  apartamento en la madrugada, y según Harry puede deducir al abrir la puerta y verlo, está borracho.

-Hey, hombre-  Sus pasos se dirigen directamente al sofá, no sin antes tropezarse con una de las latas de pintura de Harry. –Tienes muchas cosas aquí- Revolotea por la habitación, hasta que finalmente, cae rendido en el piso de la cocina pero Harry no se dispone a moverlo, solo lo tapa con una sábana y se retira a su habitación.

Ya en su cama está indeciso si  llamar Gwen o no.

¿Debería llamarla?

Estará enojada con logan en la mañana.

Pero el sueño gana su conciencia y queda dormido sin pudor sobre el teléfono.

Los rayos de luz penetran en sus ojos, pero por más que quiere volver a dormir, ya no lo puede hacer.

8:35

Mira el reloj y bosteza, al levantarse se dirige directamente a la ducha. Ya adentro escucha un duro golpe en la puerta y segundos después gritos. Gwen está aquí. Debate entra si ayudar a su hermano o no al escuchar cosas como: ¿Sabes que vas a hacer con tu futuro? O Dios, Alan estoy embarazada ¿podrías considerarme?

Pero decide no hacerlo.

Ya es su cama vestido y con su cabellos aún húmedo mira la ventana, tratando de concentrase en algo para pintar pero lo único que consigue hacer son garabatos, jeroglíficos indescifrables en la pared. Y entonces unos pasos rápidos van a hacia su habitación.

-¡Gracias por dejarme quedar anoche, Harry!- Entra Alan abruptamente si golpear, Harry solo hace una referencia con la cabeza.

-¡Alan!- Gwen grita desde la sala.

-Estoy en problemas- Alan responde.

-La mierda del amor, hermano- Dice Harry, pero no lo alcanza a oír, en ese momento cerró la puerta.

Pero lo que Harry nunca se imaginó, que en su nueva escuela –como profesor- no solo encontrará amor y pasión por el arte, sino una nueva forma de ver la vida.

He Is My Art (Fanfict Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora