Bajé de la montaña hacia el estero
con las hachas y el mandil violeta
que me heredaron las ansias de enero
hasta las costillas de tus mil grietas.
Bajé a embalsamar tu nombre de nube
en esta agua seca de llanto y sol,
y vislumbré el ocaso que antes hube
perdido, caído cual caracol
herido, tras tu arca...alas de gris.
Yo sé que ríes de espanto, deviedo
todos esos dulces llenos de miedo,
y lento... tras tus latidos de lis.
ROGERVAN RUBATTINO ©
http://www.rogervanrubattino.com
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La Mansedumbre
PoetryHay un árbol en Panamá donde vive un demonio que hace a las mujeres poetisas; y cuando se detiene el viento se detiene el tiempo, los latidos, y las memorias ya no ultrajan las alboradas y sus pupilas. El azul intacto del recuerdo se consume en es...