Danielle – 1720 – Florencia , Italia
Dos jóvenes paseaban tranquilamente por las calles de Florencia, no era extraño, si la existencia de los vampiros no fuera cierta.
Los mortales eran considerados comida y salir a altas horas de la noche era un peligro mortal o suicidio.
Morgan y Danielle no tenían miedo. Ambos caminaban bajo las luces que alumbraban la calle sin importar lo que fuera a ocurrir.
El pelirrojo llevaba un puro entre los dientes con aire despreocupado, sus ojos verdes secretamente examinaban con cuidado el camino a cada pasado que daba, su vestimenta negra camuflaba las armas que llevaba encima, una ballesta en la espalda y dos rifles en cada lado de su cadera, pero aun así ocultaba dos dagas en ambos brazos. Dejo salir una leve sonrisa exhalando el humo del tabaco.
La hermosa pelirroja de brillantes ojos azules a su lado dejo salir un pequeño bufido cuando el humo golpeo su cara, llevaba un corsé pantalones ajustados y un saco largo del mismo color que su compañero. Un cinturón descansaba en su cintura lleno de todo tipo de cuchillas además de una pistola larga que le llegaba a la mitad del muslo, un arco y flechas adornaban su espalda oculta por el saco que la cubría del frio.
Alrededor del cuello de ambos irónicamente colgaba una cruz de madera con el nombre del Arcángel Gabriel inscrito en ellos.
Pero Ellos no eran simples "Mortales", en su sangre corría el legado de un largo linaje de cazadores.
-Prepara tus armas – susurro la pelirroja en un perfecto italiano tomando una de sus cuchillas, su compañero sin dudar dejo que la daga de su brazo derecho se deslizara hasta su mano
A lo lejos pudieron ver a una joven caminar en su dirección sin tomarle mucha atención a su alrededor, Morgan en un movimiento rápido empujo a Danielle dentro del callejón junto con él.
El sonido de los tacones de aquella joven se escuchaba cada vez más cerca, a un ritmo constante y frenético chocando con el húmedo pavimento.