Capitulo 25 [Final]

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— papá — mi padre deja el libro sobre sus piernas y me observa detenidamente — necesito hablar contigo.

— sientante León — papá tiene una expresión distinta, ya no más ceño fruncido — ¿Cómo estás?

Resoplo y no me importa que no sea muy propio, lo más sorprendente es que papá no reniega por mi actitud.

— bien de salud gracias a Dios  — papá asiente.

— dime León.

— siempre me enseñaste a respetar y lo hice. Crecí tratando de ser el hijo perfecto para tu orgullo y el de mamá pero padre, no existe la perfección, cada quién tiene sus defectos y yo lo descubrí. No puedo ser lo que tu quieres que sea por que eso significa renunciar al amor, al verdadero amor. Por primera vez me enamoré, tuve celos y no los supe manejar y puedo perder a la mujer que amo y a mi hijo.

— León — papá me mira con preocupación — Estás llorando.

— si papá, yo amo a Fiorella, a mi hijo pero por ser lo que soy puedo perderla, por no defender lo que siento por ella.

Papá extiende su mano y pasa sus dedos por mis lágrimas.

— la última vez que lloraste fue cuando eras un niño.

— padre, lamentó que mi decisión te afecte pero voy a luchar por Fiorella y mi hijo, si ella me perdona. Me casare con ella y le daré un hogar a mi hijo, le enseñaré a jugar pelota, a usar la bicicleta, a comer pizza, helado.

— León — papá desvia la mirada — la persona que tienes delante de ti, es otra, alguien que ha reflexionado y se ha dado cuenta que no a sido un padre. Yo he sido un proveedor para la casa y mis hijos pero nunca un padre — papá baja el rostro hacia sus manos — tu madre tuvo una charla conmigo, creo que nunca me habia hablado como lo hizo, ella me hizo ver que hemos sido los peores padres.

Papá sonríe.

— y Lana no se apartó de esté hospital a pesar de mi rechazo, de la manera en que la he ignorado. No es su obligación venir a verme por que como padre y suegro soy una total porqueria.

— papá — él levanta su mano para que lo deje hablar.

— siento vergüenza de mi mismo León, creí que hacia lo correcto pero que equivocado estaba,
hable con Lana, le pedi perdón por como me he comportado y ella me perdonó, ahora te pido a ti León que me perdones, por que el más afectado en está familia has sido tú, todo lo que has vivido ahora es mi culpa, te crié cómo alguien insensible pero gracias a Fiorella no te perdiste.

— padre.

— si León, tú y César encontraron mujeres valiosas. ¿Si ella te perdona te casaras con Fiorella?

— si papá, es lo que más deseo, convertirla en mi esposa y la madre de mis hijos.

— ¿Hijos? — sonrió.

— si papá, deseo tener muchos hijos. Aprender con ellos lo que yo no viví.

— perdoname León — me levantó de la silla y me acerco a papá, beso su mejilla y lo observó.

— papá, lo importante que tú y yo nos enteramos de nuestros errores, del mal que estábamos y hemos dejado el orgullo a un lado.

Él levanta su mano y acaricia mi rostro, cierro los ojos por que es la primer caricia en toda mi vida que recibo de papá, no trato de ocultar las lágrimas, las dejó correr ante el hombre que me enseño que no debia mostrar nunca mis sentimientos.

— tú y César son mi mayor orgullo, lo único bueno y maravilloso que he hecho en mi vida y también aprenderé con Rafaello y con tu bebé León, está vez lo haré bien, lo prometo.

La Pasión de mi Jefe © [Saga Italinos 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora