Capitulo 23

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Fiorella

— Fiorentina — levantó la mirada de la revista y León está observandome con preocupación.

— Fiorella, ese es mi nombre, nada de Fio, ni Fiorentina.

— debemos hablar.

— no tenemos nada de que hablar León, me has insultado, faltado el respeto.

Pasa los dedos por su cabello con desesperación.

— lo siento — no respondo me centro en seguir hojeando la revista — es la primera vez que siento celos — no ha levantado el rostro — si, para que negarlo, siento celos, muchos malditos celos que no me hacen pensar y decir cosas que no debo, me conoces y sabes que no le faltó el respeto a nadie.

Se pone de pie y llevó la revista a mi pecho como si fuera un escudo.

— perdoname Fiorella.

— ¿Sabes? Eres igualito a los hombres que golpean a su pareja, piden perdón y lueguito.— chasqueo los desdos — lo vuelven a hacer.

— Fio — lo fulmino con la mirada — Fiorella, yo...

— tú nada León, según tu es la primera vez que sientes celos por alguien — cruzó una pierna y la mirada de León sigue mi movimiento, me acaricia con la mirada.

— no miento — coge una botella de agua entre sus manos — por favor, dime algo, sólo está vez te preguntaré, nunca más lo haré.

— ¿Qué?

— ¿Sientes algo por César? — observó detenidamente a León, me sorprendia por que él no era alguien inseguro pero en este instante podia jurar que a la persona que tenia frente a mi, era alguien que no se sentia seguro de si mismo, alguien que tenia la expresión cómo si iba directo a la guillotina, bueno si aún existiera.

— no tengo por que responder, ya me jusgazte en el hotel de César.

— Fio... — la voz del capitán se escucha en el altavoz, abrocho mi cinturón y me dedicó a mirar por la ventanilla.

— llegamos al aeropuerto me voy en taxi, y si te pones insoportable hago un escándalo que se oira hasta en la conchinchina.

— pero... — levantó la mano.

— no quiero hablar contigo León, no quiero viajar en el mismo auto contigo. No puedes obligarme y si lo intentas, haré un gran escándalo y para tu ilustre apellido no es conveniente.

— no puedo dejarte ir en taxi y sola, te irás en el auto. Yo esperaré que vengan por mi — saca el móvil y da las instrucciones para que un segundo auto venga a recogerlo.

— bien — tomó mi bolso y estoy lista para irme.

— por favor, necesito saber que pasó en la clínica.

Sonrió.

— no pasó nada León, salvo que te niegas a darle tu apellido a mi hijo.

Voy a ponerme de pie y León me sujeta la mano.

— no es de esa manera, mi apellido es un gran peso, es hacer que mi hijo viva con tantas restricciones como lo hice yo.

— eso depende de quién es el padre y la madre, disculpa León si sueno dura pero es la verdad, piensas que si tratas de mantener a mi hijo sin una niñez ¿Yo lo permitiré? ¡Nunca!, lamento que a ti nadie te dejo ser un niño, jugar con tierra, comer pizza, ensuciarte en la grama, pero ahi fue decisión de tus padres, si realmente no deseas eso para tu hijo, puedes hacer algo diferente a lo que tu viviste.

La Pasión de mi Jefe © [Saga Italinos 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora