Siento arder mi garganta aguantando las lágrimas para no derramar alguna.
La verdad es que estoy tratando de convencerme de que no hubiéramos funcionado.
Que éramos o somos demasiado opuestos.
Y poco a poco las lágrimas salen y recorren mi rostro, la opresión que momentos antes sentía en mi pecho se libera.
Escucho sollozos y me doy cuenta que son mis mios, llenan la silenciosa habitación