CAPITULO 1

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Noa

A solo treinta minutos de iniciar las clases, apenas vamos en el auto camino a la escuela. Como siempre Joe, llegando tarde a todo y su excusa de hoy fue "relájate, el primer día no es tan importante". ¿NO ES IMPORTANTE? ¿Cómo QUE NO ES IMPORTANTE? ¡ES MI PRIMER DIA DE CLASES EN UNA NUEVA ESCUELA JOE!

Aparca el auto justo diez minutos antes de sonar el timbre que da inicio a las clases, antes de irse a sus clases me lleva a mi salón –cosa que agradezco-. Cuando entro, hay más de veinticinco personas, chicas, chicos, góticos, nerds. Hay de todo aquí. Veo un lugar solo al final de una fila en el salón y decido caminar hasta ese lugar sin mirar a nadie, a pesar que todos me miran –no me extraña, soy la nueva después de todo-. Dejo mi bolso a un lado y me siento, mi lugar está cerca a la ventana, desde donde puedo observar el hermoso jardín que tiene The Northwest School.

Buenos días jóvenes –dice un hombre que no sobrepasa los cincuenta cuando entra al salón a eso de las ocho y quince de la mañana- para los que no me conocen soy el señor Lincoln, su maestro de historia –todos cuchichean entre si- ¡HAGAN SILENCIO! –Dice exasperado pasados cinco minutos de murmullos. Dirige su mirada hacia mí- Son ideas mías, o tenemos una jovencita nueva en el salón.

LO QUE ME FALTABA.

Señorita, levántese. Diga su nombre y de donde viene –dice y me hace un gesto con la mano para que pase al frente. No me queda más opción que hacerlo-.

Hola a todos –digo y saludo con la mano- Soy Noa Blake, vengo de Italia. Pero soy de aquí, de Seattle –agrego. Y justo cuando me quiero ir a sentar el Sr. Lincoln me dice algo en italiano-

Quale città d'Italia, signorina? -¿Cuál ciudad de Italia, señorita? A lo que respondo-

Vissuto a Firenze –vivía en Florencia. Digo y camino hacia mi lugar, mientras lo hago una chica me sonríe amablemente. Es la única que lo hace-

El señor Lincoln, se dedica a hablar sobre las reglas de su clase y las típicas cosas de primer día. Cuando son las nueve y cuarenta y cinco de la mañana, suena el timbre que da por terminada la clase de historia. Recojo mi bolso y me dispongo a salir, pero alguien me toma del brazo.

Hola –dice sonriente- Soy Elea Jones, mucho gusto –me la mano en señal de saludo. Yo correspondo- Bienvenida a la escuela –agrega-

Hola, gracias –digo y le dedico una sonrisa- Me gustaría quedarme a charlar pero tengo clase de Gimnasia, y me dijeron que a la profesora no le gusta que lleguen tarde. Y como ves soy nueva y no conozco el camino bien –digo mientras me encojo de hombros-

Yo también tengo Gimnasia –dice Elea- si quieres vamos juntas y te muestro el camino –asiento sonriente. Nada me vendría mejor que un guía en esta escuela tan grande.

Caminamos juntas hasta el gimnasio. Por el camino me muestra las puertas de algunos salones –vamos con tiempo, la clase es a las diez y quince-, los casilleros y uno de los baños de chicas. Es incomodo sentir las miradas de todos, porque eres la nueva. Desde los cinco años no había cambiado de escuela, y menos de país.

Cuando llegamos al gimnasio, me lleva a los vestidores donde ya hay unas cinco chicas con una licra de gimnasio, algunas con camisetas, otras con el simple sostén. Decido sacar mi licra corta y un crop top a juego –en Italia solía ir al gimnasio y a correr con mi mejor amigo Jaden-. Me cambio y guardo la ropa que traía con el bolso en un pequeño casillero que me asignaron en el vestidor. Miro mi celular y son las diez y diez.

Podemos ir yendo al gimnasio. La Sra. Williams no debe tardar –me dice Elea- además podemos aprovechar y ver a los chicos del equipo de Basketball –hace cara coqueta y yo solo arqueo un ceja y sonrío-

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