Eran las 10:00 horas y todavía seguías dormido. No podía dejar de mirarte, era alucinante verte dormir. Parecías un niño pequeño durmiendo plácidamente. Era la primera noche que dormíamos juntos y no sabia como reaccionar. Me tiré horas observándote. Cada facción de tu rostro, cada movimiento, cada gesto que hacías mientras dormías... Era como analizar una obra de arte, con su aspecto iconográfico e iconológico. Tus labios pegados el uno al otro, gruesos y con un aspecto suave. Tu pelo revuelto de la noche anterior. Tu respiración fuerte. Tu piel suave y sensible. Tus manos cogiendo las mías. Tu espalda desnuda y fuerte. Cada lunar que te representa. Ese tatuaje que recorre toda tu espalda. Tu piel de gallina al pasar mi mano por tu espalda. Era tan apetecible tocar aquella frágil pero suave espalda. No lo pude resistir y sin pensarlo te desperté sin querer. Tengo tu mirada grabada como si de ayer se tratara. Nunca antes nadie me había mirado de ese modo. Hubiese podido quedarme embobada mirándote durante horas. De hecho, hasta me hubiese gustado inmortalizar aquel momento con un millón de fotografías, para que vieses que todo lo que digo es verdad y no me invento nada.
Fue un privilegio poder sentir y vivir eso en tan solo un instante. Porque me daba pena despertarte pues parecías tan a gusto durmiendo y te veías impresionante.
Era como estar en un sueño. De esos que solo con cerrar los ojos te lo imaginas y te tienen que hacer reaccionar porque es como si fuese verdad. Soñar despierto se denomina. Eso que sueñas con que se haga realidad pero que sólo existe en tu imaginación. La diferencia es que ésta vez no lo había soñado pero se hizo realidad algo que no creía que sucedería nunca. Aunque dicen que las cosas que suceden sin planearlas son las mejores...Igual tienen razón...
YOU ARE READING
Cierra los ojos
RandomNo escribo historias, escribo por sentimientos, emociones, experiencias...algunas vividas y otras inventadas...