Escuchar siempre fue mi fuerte, a la fuerza.
La sala del psicólogo era lo más simple que Ela había visto jamás. Todo era de color blanco y lo único interesante de la estancia eran las hojas desordenadas que yacían en la mesa principal. En las paredes, tan sólo una ventana con vistas al patio interior y una estantería con cuatro libros que ella interpretó serían sobre el estudio de la mente humana. No había cuadros, tan sólo un diploma cuyas letras no era capaz de leer. Al fondo a la izquierda, una chica con un moño de pelo rubio deshilachado tomando apuntes en silencio; Ela la miró, ella la saludó con una cálida y breve sonrisa que fue correspondida.
El señor Daff, un hombre de unos 54 años cuya reputación se veía enmarcada en la pared, la invitó a sentarse en una de las dos butacas acolchadas después de un firme apretón de manos. Carraspeó y sacó el expediente de Ela. Lo leyó con determinación y a continuación la miró curioso.
-Buenas tardes, Ela, yo soy el señor Daff y voy a ser tu psicólogo durante tu estancia en el centro. Espero que te sientas cómoda aquí. Nuestro personal está cualificado para que se te preste la ayuda necesaria las 24h del día.
Dios mío -pensó Ela- este sitio es ridículo. Yo no debería de estar aquí.
En la habitación hacía un calor excesivo para la época del año en la que estaban. Tras un minuto de silencio en que ambos se miraron a los ojos sin siquiera pestañear, el seños Daff decidió romper el hielo, algo nervioso.
-Ela, he de admitir que tu caso es el más curioso con el que me he topado en toda mi vida. Podríamos empezar con una breve presentación.
Y de nuevo llegó el silencio.
Un viejo canoso, con unas ojeras que le llegan hasta la nariz, pálido y escuálido. Creo que éste tampoco es el lugar indicado donde él debería estar.
-Está bien, quizá esto sea más complejo de lo que me esperaba... ¿Sabes por qué estás aquí?
Silencio. Ela ni siquiera le escuchaba. Le oía, pero no quería pasar otra vez por los mismos tediosos procesos.
-¿Podrías decirme tu nombre?
La sala estaba inundaba por un velo de niebla, tan tenso y tan denso que casi costaba respirar. El psicólogo se sintió perplejo, ella lo notó en su mirada y en el hilo de sudor que caía por su arrugada frente, pero ella permaneció impasible. Estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones. Era el bicho raro, pero estaba empezando a cansarse.
Si no he hablado en 3 años no pienso hacerlo ahora.
-Vale, ¿y tu edad?
Déjeme en paz, señor Daff, no estoy aquí por elección propia y no pienso quedarme por mucho tiempo, así que no se tome las molestias.
-¿Tu fecha de nacimiento?
Silencio.
-¿Tus hobbies?
Silencio.
-Bien, creo que va a sersuficiente por hoy. -Garabateó cuatro líneas en un papel mientras a su vez se despidió de ella, quien, hacía unos segundos, ya se había evaporado del lugar, pero no sin antes volver a mirar a la chica rubia a quien volvió a sonreír
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GRIT(O)
Non-FictionGRIT(O) es una novela basada en una chica de 17 años que es internada por sus padres, una familia adinerada y con alta reputación, en una clínica psiquiátrica alejada de su ciudad. Ela lleva 3 años sin hablar sin ningún motivo aparente y ningún médi...