4.- Los Hechos.

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El jueves pasó sin pena ni gloria. Logré dormir sin extraños sueños ni nada parecido.

La verdad ¿sí soñé? ni siquiera lo recordaba.

Había Descansado al máximo. Eso me devolvió un poco el buen humor y mejoró el ánimo en general, dándome esperanzas de que todo podría ir bien esta vez.

Lo único interesante hasta el momento de ese viernes, fue la llamada de Dorran para coordinar una reunión el lunes próximo en mi oficina (decisión de ambos) para tratar el asunto en cuestión.

Y una invitación formal para esa misma noche de ir a cenar.

Así que seguramente de él no sabría nada más hasta el próximo lunes. Eso era lo mismo a esperar todo el fin de semana. Es decir, viernes, sábado y domingo para volver a verle.

Pero esa era la realidad, así que... Bueno.

De hecho me vi tentada a invitarle a que me acompañará a la salida de esta noche. Pero al recordar que ese nuevo pretendiente de Cristina llevaría a su hermano. Desistí completamente de la idea.

A demás él no había hecho ningún esfuerzo por cuadrar algo conmigo. No debía ni era apropiado forzar las cosas.

Cuando me retiraba de mi oficina mi asistente me avisó de una llamada de Cristina que tomé en mi despacho.

¿Que raro llame a la oficina y no a mi celular? Eso me preocupó muchísimo. Contesté bastante alterada.

-Dime Cristina ¿Qué pasa?

-Dime tú amiga. ¿Porqué no contestas tu celular?

-¿Que? No ha sonado. - le respondí mientras buscaba el equipo en mi bolso.

-Pues suena, suena y suena pero no contestas. Pensé que me estabas sacando el cuerpo y me saldrías con alguna excusa para esta noche.

-No vale, para nada. Pero está apagado, muerto. No trata ni de prender. Que raro.

-Te quedaste sin batería. Es todo.

-Es muy raro, estaba full.

-¿Viste la hora? Es tarde. Lo que es lo mismo a que vas a llegar tarde.

-Me doy un baño, me cambio y voy para allá de una. Prometo llegar decentemente, osea a una hora razonable.

-Si claro, vas a llegar tarde. Colgaré y te iras de una para tu casa.

-Si jefa.

Y colgó. Espero no este demasiado molesta, ya se le pasará. Y también espero poder llegar ¿temprano?. Lo dudo.

Literalmente corrí a mi departamento, casi podía sentir a la patrulla detenerme por exceso de velocidad. Gracias a dios para mí, pero muy preocupante para la ciudadanía en general. No pasó.

Me arreglé lo más rápido que pude. Recordé lo que no había hablado con mi psicóloga al salir de la ducha, La marca de mi labio. Ni modo, quedará pendiente. La llamaré el lunes y coordinaré una nueva cita. ¿Cómo pude olvidar la bendita cicatriz?

Batí todos los récords. Estaba segura de ello. Tomé mi bolso, las llaves de mi departamento y auto, mi celular.

¡El celular! Diablos. No se que pasa conmigo, lo olvido todo.

Con el apuro no lo cargué, ya es muy tarde, que rabia no me gusta salir sin mi teléfono personal. Es donde tengo todos los números privados.

Tomé el celular de trabajo y junto al personal completamente muerto, los eché en mi bolso y salí. Espero no se haya dañado. Es nuevo y nada económico.

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