Miré el reloj, si no me daba prisa, no estaría preparada para cuando llegase mi hermano. Recordé que le había dicho a mi hermano, que iría con una condición y era que no me pondría ningún vestido. Pero al ver los regalos de mi madre, supe que tenía que ponermelo y honrar su memoria. Así que no tarde mas. Me metí en el baño y empeze a maquillarme y a peinarme, tenía pensado hacerme un moño alto. Y con eso terminado, salí a ponerme el vestido. Puesto en mi, se veía mas hermoso aún. El rojo realzaba mi figura y los tacones me daban una altura perfecta. Definitivamente era el mejor regalo de cumpleaños que había tenido nunca. ¡Gracias mamá! 6 Minutos después, oí el timbre de mi casa. Sabía que era Ricky, así que cogí mi bolso y apagué todas las luces. Baje las escaleras y me asome a la puerta, tarde en abrir, por que me encantaba hacerle reñir. Por eso, volvió a tocar el timbre, esta vez si abrí. En cuanto me vio, no dijo nada. Sus ojos se agrandaron, y no podía dejar de mirarme de arriba a abajo. Estaba sorprendido, a mi parecer. -Pensé que no te.... -calló y volvió a mirarme de arriba a abajo- Estas hermosa Ariadna, igual que mamá -dijo finalmente, antes de darme un beso en la mejilla. -Gracias hermanito -sonrei como una niña chica. Estaba contenta, de alguna manera, fin de año se había vuelto alegre y no triste. Mi madre había cambiado mi estado emocional, simplemente sin estar, solo leyendo lo que un día había escrito a escondidas de mi. -Veo que mamá, si sabia hacerte cambiar de idea con sus palabras -dijo ofreciendo su brazo. Le correspondí y caminamos hacía la limusina. Ya le valía. Era nochevieja, no los Latín Grammys. Me apuntaría lo de preguntarle cuando eran. -Ella sabia siempre que decir, era una de sus virtudes. ¿A dónde vamos ahora? -pregunté, aun sabiendo la respuesta. -Iremos a recoger a los chicos al hotel, e iremos directamente a Times Square. 4 Asentí. Entre en el coche y pusimos rumbo al hotel, no estaba muy lejos de Times Square tampoco, pero aun así, nos llevo tiempo llegar. Casi todas la
