Introducción.

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¿De qué les sirve vivir? nacen siendo unos para convertirse en otros distinto al crecer. Son tan simples y monótonos, me parece aburrido el seguir aquí, quiero irme, si fuere por mi ya me hubiera largado pero por desgracia este es el único hogar que conozco.

A pesar de ya no tener emoción para quedarme aún deseo saber...

6 AÑOS ATRÁS.

—¡Oye tu! ¡El que está sentado observando el mar!—recuerdo haber oído la voz de alguien gritando a lo lejos. También recuerdo no haberle hecho caso al principio—¡No me ignores!

Giré mi rostro de perfil mirando sobre mi hombro a la persona que intentaba llamar mi atención, para mí sorpresa se trataba de  una pequeña felina morada que me interrogaba con sus ojos miel toxicos desde el otro lado de la valla. No podía creer que era a mi a quién le hablaba así que para estar cien por ciento seguro oje cerca si había alguien más, inútilmente, era obvio que el único habitante tras el alambrado era yo.

Emocionado corrí hacia ella mientras me invadía una sensación de calidez y esperanza ¿Qué era esto? ¿felicidad por pensar que al fin haría una amiga?

—¡hola! ¿Cómo te llamas?—preguntó sonriendo cuando ya estuve a pocos centímetros de ella.

—S-shadow...—susurré bajando la vista a mis pies descalzos para disimular la alegría que sentía.

—¡Que nombre tan genial! yo me llamo Blaze.

Alcé mi cabeza un poco notando que sonreía, al ver esto la sangre y el calor se apoderaron de mis mejillas. Sin embargo yo estaba muy chico como para entender el por qué e incluso ahora no lo puedo entender.

Seguimos platicando hasta que el sol se comenzó a ocultar, así como ella ocultaba algo bajo el pequeño gorro de lana tejida sobre su cabeza que cubría la mayor parte de su frente.

—Ya me debo de ir pero fue un gusto el haber podido conversar un rato—se levantó de la acera sacudiendo lo poco de arena que se había pegado a su falda y nuevamente volvió a alzar la mirada pero está vez no me observaba a mi, si no a la preciosa puesta de sol que se mostraba esa tarde—Oye Shadow.

Aparté mis ojos del atardecer prestandole toda mi atención algo nervioso por lo que diría a continuación.

—¿Tienes la esperanza de volver a casa?—esas simples palabras me dejaron un poco desconcertado ya que entre todas las cosas que hablamos yo jamás le mencioné que éste no era mi hogar.

—En realidad le tengo mucho apego a este lugar, tal vez esté sólo, pero a pesar de ello no tengo el deseo de querer irme.

La pequeña felina cerró los ojos un momento sin pronunciar palabra alguna hasta que una pequeña sonrisa surco sus labios causando cierta intriga sobre mi.

—Bien, ya debo de irme, Cuídate mucho— sin abrir los ojos en ningún momento comenzó a alejarse dándome poco tiempo para reaccionar.

—¡Espera, Blaze! ¿Volverás?

—Muy pronto—y sin decir más desapareció completamente entre las calles que ahora eran solo alumbradas por los faroles.

—Espero volver a verte pronto...

Esa noche dormí entre rezos y súplicas pidiendo que regresara al día siguiente, también lo desee al día próximo, luego al otro y así sucesivamente cuando un día entendí que ella no iba a volver.

En aquel entonces lo que más deseaba era que a alguien le importará mi existencia y por primera vez durante unas pocas horas eso se había hecho realidad.

Que equivocado estaba al desear algo tan ingenuo.

($on∆dow) Gemas Mágicas ~EN EDICIÓN~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora