capítulo 1

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"No voy a permitir que salga afectada por algo que claramente no hizo. Dado el caso, los mayores responsables serían ustedes" dijo firmemente la mujer. "¡Guarda silencio! ¿o acaso quieres hacer un acto de bondad y recibir tú el castigo que se le imponga?" respondió severamente el hombre sentado en medio de los otros dos "te hemos soportado porque eres la hija de Benedicto, pero nadie es eterno. Él ya está muy anciano y cuando ya no tengas quién esté cubriendo tu espalda, nosotros nos encargaremos de ti así que te pido que te vayas comportando mejor si quieres que tengamos compasión de tu pobre alma" agregó el hombre. Sin decir nada más la joven salió del lugar. "Cómo se atreve a contradecirnos y a echarnos la culpa de los errores de esta hereje" dijo el hombre con gran estómago, vestido con ropajes de seda y lino. "Tranquilo, Bernardino, no le tomes importancia, después de todo, pronto podremos deshacernos de ella o quitarle algo tan importante que seguramente preferiría estar muerta a saber que ya no lo tendrá" comentó el hombre que se había mantenido en silencio desde el enfrentamiento. "Tienes mucha razón, luego pensaremos mejor el castigo que recibirá, mientras tanto, tenemos que dar nuestro veredicto, el pueblo se ha enterado de que un monje forzó a una mujer tener coito con él porque un hombre que pasaba cerca del lugar la escuchó gritar y se fue a las plazas de la ciudad a alertar a las personas sobre ello. Ahora una gran cantidad de gente está reunida a las afueras del monasterio ¡tenemos que parar esta locura!" repuso el hombre de gran estómago. "Tranquilos, yo hablaré con la muchedumbre que está a las afueras y mañana será su juicio y por consiguiente determinaremos nuestro veredicto. Por cierto, me informaron el nombre del monje que está involucrado; es Maximino ¿verdad? y si recuerdo correctamente él ya ha tenido anteriores acusaciones de querer sobrepasarse con algunas campesinas, incluso monjas. Tenemos que advertirle para que sea más discreto, o si no el también pagará las consecuencias de sus actos. No vamos a arriesgarnos a que se haga un tumulto solo por las estupideces de alguien que no puede mantener sus filias bajo las sombras".
"Sabes bien que la ejecutarán, el rumor se ha extendido y ahora la gente está encolerizada porque ella era muy querida por el pueblo y al tribunal no le gusta que haya este tipo de tumultos. Lamentablemente la que va a perder la vida va a hacer ella y lo peor es que no puedo hacer nada para ayudarla" dijo la mujer con voz apagada. "No deberías meterte en esto, es algo que no te incumbe y sabes muy bien que no eres la favorita del tribunal; siempre andas desafiando sus órdenes y poniéndolas en tela de juicio. Sin embargo, esta vez fuiste muy lejos parándote enfrente suyo y gritándoles que ellos eran los culpables, tienes que tener mucho cuidado; sabes el poder que tienen" dijo la mujer de ojos claros vestida con el común habito que destacaba en ambas. "Voy a ir a hablar con ella" respondió ansiosamente con quien hablaba. "No te metas en más problemas, por el amor a dios" arguyó la de ojos claros, sosteniéndola del brazo. "Sabes que no podemos hacer nada. Por más que duela saber que esa pobre chica es una víctima más del poder de ellos, solo por una vez en la vida concéntrate en lo que realmente te corresponde" añadió con voz suplicante. "No tienes idea de todo lo que me duele esto, ella es una increíble persona, ella venia todas las tardes a que le enseñara a leer y estaba tan agradecida que siempre me traía de su huerto lo que cosechara, ella no hizo nada no se merece esto" respondió nuevamente la otra mujer, aún con voz apagada. La de ojos claros la envolvió en un tierno abrazo y sintió como las lágrimas de su compañera mojaban su cuello, en donde esta escondía su rostro y la escuchó sollozar, impotente, ante la eminente muerte de una dulce e inocente chica.
La noche trascurrió pesada y lúgubre.
A la mañana siguiente, los preparativos para el juicio estaban listos: una joven encadenada, con la mirada baja, harapienta, sucia y con marcas de tortura estaba parada enfrente de tres imponentes hombres que firmarían su sentencia de muerte en unos minutos.
"Mujer proveniente de Eva, llena de lujuria y pecado, has llevado a cometer un acto pecaminoso a un siervo de dios. Tu castigo será la muerte. Bajo el poder que dios todo poderoso nos ha otorgado, te condenamos a la hoguera por los cargos de brujería y fornicación" dijo el hombre sentado en el medio de otros dos. Todos en la sala quedaron en silencio, con opiniones divididas. Los fieles a la iglesia aceptaron sin reparar. Por otra parte, los inconformes que apesar de tener una idea contraria a la que estaba tomando el tribunal no podían opinar al respecto y se negaban a contradecirlo ya que sabían el poder que este tenia. Sin embargo de entre la multitud unos ojos atentos observaban todo con atención...

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2019 ⏰

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