first flower

288 40 3
                                    

La ciudad de Tokio estaba iluminada por los rayos de sol que pasaban entre las hojas de los árboles, cerezos recién florecidos con brotes rosados y brillantes. El parque de Shinagawa estaba casi desierto, salvo por dos jóvenes que caminaban entre los hermosos pétalos que robaban la atención de Jungkook.

El mayor, de cabellos anaranjados como las flores marchitas sobre las baldosas del lugar, iba escuchando música sin dirigirle mucha atención al castaño. Jungkook lo miraba de reojo, a veces sutilmente, a veces no tanto.

Ambos eran compañeros de cuarto desde hacía tres años, y estudiaban en la Universidad de Bellas Artes y Música de Japón. Namjoon se recibiría al finalizar el año, y a Jungkook le quedaban dos años por cursar. En el período que pasaron juntos en un pequeño departamento, el menor empezaba a desarrollar un sentimiento de cariño hacia el pelinaranja, que con el paso del tiempo fue convirtiéndose en algo más.

Y el castaño temía quedar solo cuando el mayor se fuera, cuando volviese a Corea con su familia a buscar un trabajo como productor después de sus estudios en Japón. Temía vivir solo por dos años en un pequeño departamento, o que le asignaran otro compañero. Temía extrañar las noches en las que ambos miraban películas y comían cualquier tipo de dulces juntos, o aquellas cuando el menor no podía dormir y se arropaba en los brazos de su hyung. Las largas y llenas calles del centro que recorrían juntos todos los días para llegar a la universidad, o las salidas a los arcades o casas de videojuegos los fines de semana en los que dejaban los estudios para pasar tiempo juntos.

Extrañaría todo eso y más.

Namjoon parecía ansioso por volver a su país y ver a su familia, y Jungkook creía que ya no podía esperar para dejarlo solo y empezar su propia vida. A veces creía que era una molestia para el mayor, y este solo quería sacarselo de encima de una vez por todas.

–Hyung,– Lo llamó el menor, haciendo que se quitara los auriculares para escucharlo.– ¿No estás ansioso de terminar el año?

Namjoon fijó su vista en los grandes ojos marrones del menor y le sonrió.

–Claro que si.– Respondió.– Estoy emocionado de volver a Corea.

–Ahh...– Jungkook bajó la cabeza, algo desanimado.– ¿No va a extrañarme cuando se vaya?

–Por supuesto que si. ¿Quién no extrañaría a una cosa tan adorable como tú?– Pellizcó su mejilla, tratando de hacerlo sonreír.

Pero a Jungkook no le gustaba esa idea. No quería que Namjoon lo extrañara solo por cosas superficiales.

–¿No puede quedarse un tiempo más?– Dejó de caminar, y el mayor también paró sus pasos seguidamente.– Realmente no sé qué voy a hacer cuando no esté en el departamento, hyung. Será muy aburrido.

Tan solo trató de imaginarse a sí mismo en esa pequeña habitación y se aterró. Jamás había vivido solo. ¿Qué pasaría en las noches en las que no pudiese dormir? Su hyung no estaría para protegerlo. Tampoco aconsejarle, o animarlo cuando se sintiera triste.

–Jungkookie, no te preocupes por eso. Seguramente tendrás otro compañero de cuarto con quien jugar y pasar el tiempo.

–Yo no quiero otro compañero.– Su voz se quebró, y miró al piso fijando la vista en las flores para no llorar.- Yo solo lo quiero a usted, hyung.

No escuchó una respuesta, y temía alzar la vista. No quería enfrentar al mayor después de su declaración. Iba a echarse a llorar definitivamente, pero sintió como el pelinaranja lo atraía en un abrazo.

Aún sin levantar la vista, correspondió al cariño mientras silenciosas lágrimas caían por su rostro. El olor que desprendía el mayor le hacía recordar a las noches en las que dormían juntos, y Jungkook se perdía en sus brazos.

Por un momento, se sintió patético e infantil. Había desarrollado sentimientos por su compañero de cuarto, que era simplemente eso: su compañero. Tarde o temprano se iría y él quedaría solo, sin su protección, sus palabras, y sus fuertes brazos para sostenerlo.

–Jungkook.– Lo obligó a levantar la cabeza. De sus ojos seguían brotando lágrimas.– Sabes que no puedo quedarme.

–Lo sé...– Se hundió más en el cuerpo del mayor, sin quererlo pero admitiendo sus palabras.

–Aunque quisiera, una parte de aún mi vida está en Corea.

El castaño no quería seguir escuchando, las palabras entraban en su cabeza y hacían ruido, aturdiéndolo, sin dejarlo pensar en otra cosa. Ya había pensado en ellas, cada momento en el que se cuestionaba la partida del mayor, pero al salir de su boca, la realidad parecía mucho peor.

– Pero también voy a extrañarte, Jungkook. Estos han sido los mejores años en la universidad, porque no estuve solo.– Sonrió Namjoon intentando hacer que se sintiera mejor.– Te quiero, Jungkook.

–Yo...– El menor sabía que esas no eran las palabras con las que se sentía identificado. El suyo, era un sentimiento mucho más fuerte que solo querer.– Yo no te quiero, hyung.

–¿Qué?

–Yo no te quiero, hyung. Yo te amo.– Se separó del mayor, y se limpió la cara torpemente con las mangas del abrigo.– Y ya sé que tu no sientes lo mismo por mi. Y tal vez cuando vuelvas a Seúl conozcas a alguien que te merezca, porque tú eres inteligente, y lindo, y eres muy amable con todos... Y te olvidarás de mi.

–Jungkook, no digas eso. Jamás podría olvidarme del tiempo que pasamos juntos.

–Pero deberías.– Después de recomponerse, pudo mirarlo a los ojos.– Y yo también, debería empezar a olvidar.

El castaño siguió caminando con paso constante, dejando atrás a todas esas flores de cerezo que habían presenciado todo. Siguió su camino sin preocuparse de si el mayor lo seguía o no. Aparentemente, si había una solución a su inoportuno amor. Pero ¿sería fácil olvidar todo lo que habían pasado?

Sus pasos hacían ruido entre las coloridas calles, pintadas con hojas y flores que caían de los árboles. Solo continuó su camino y se adentró en el edificio que compartía con su no correspondido amor.

Y el pelinaranja, caminando detrás de él, solo pensaba en sus palabras. Quizás sus sentimientos por el castaño no fuesen lo que este esperaba, pero no podía negar el cariño que le había tomado a este y lo mucho que había irrumpido en su vida esa sonrisa y esos grandes y oscuros ojos que siempre lo miraban con admiración.

Ambos se habían perdido en la comodidad que les proporcionaba el otro, y que con el fin del invierno les serían arrebatadas.

─── ∙ 🌸 ∙ ───

chєrrч вlσssσms [Namkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora