Historia de Castiel x Natalie (Nathaniel genderbend)
Acababa de entrar al Sweet Amoris, como novata de primer año todo me emocionaba. Esperaba que mi vida en la preparatoria fuera exitosa, llena de acción y de aventuras, como en las películas. Pero terminé como en la secundaria, lo único que hacía era estudiar, nada más me importaba. Como resultado me eligieron delegada de la clase, más tarde secretaria del consejo estudiantil, luego fui candidata al puesto de vicepresidenta y tiempo después me eligieron como presidenta. Habían pasado dos años desde mi ingreso a la escuela, no había hecho nada fuera de las actividades escolares, mi vida era ser la estudiante perfecta.
Como mi idea era ser un modelo de una estudiante ejemplar, quería que los demás también lo fueran. Ya que no había logrado adaptarme a los demás me di la tarea de que ellos se adaptaran a mi. Sin embargo había un problema, o más bien un chico problema: Castiel Abellan. Este chico era la pesadilla de los maestros y sobre todo la mía. No había día que no estuviera en detención o en la oficina de la directora; para colmo yo tenía que hacerme responsable, ¿por qué? porque era una orden. La directora se cansó de lidiar con él y creyó que con mi ayuda podría mejorar.
Al principio me costaba hablarle sin terminar dándole una que otra regañina, razón por la que nos peleábamos todo el tiempo. No podíamos estar en paz ni un segundo, fuera el tema que fuese terminábamos discutiendo; éramos como perro y gato. A pesar de eso nos seguimos juntando algunas horas durante la escuela, tal como la directora había dicho.
Poco a poco los pequeños ratos de tutoría se fueron alargando, nos veíamos en el almuerzo y a veces después de clases. Claro que seguíamos peleando, era inevitable que no pasara, era ya un hábito. De lo que no me daba cuenta era de que sin querer me había enamorado.
Comenzamos a mandarnos mensajes, cortos, casi monosílabos, pero yo los entendía. Sabía que significaba cada cosa que me escribía, si estaba de mal humor, de buen humor o si estaba inspirado. Así es, porque cuando lo estaba me mandaba un pequeño audio tocando alguna canción de las que componía. Fue así como obtuve otro pasatiempo aparte de estudiar y leer novelas. Me interesé tanto por la música que aprendí a tocar batería, e incluso escuchaba rock todo el dia, cosa que mi madre desaprobaba. Mi hermana tampoco estaba conforme, ni con mis nuevos gustos ni por mi nueva amistad. Ella estaba perdidamente enamorada de Castiel y creyó que ''se lo estaba quitando'', así que conspiró en mi contra y le dijo a nuestra madre que mis calificaciones habían bajado, que ya no queria estudiar y quería dedicarme a la música. Mamá se enojó muchísimo.
A la mañana siguiente me presenté a clases con un parche en la mejilla, tenía una enorme moretón y los dedos de mi madre aún marcados. Me justifiqué diciendo que me habían sacado una muela y que el parche tenia medicina para que el pómulo no me doliera. Todos me creyeron, a excepción de una persona. Estábamos en nuestra hora normal de tutoría cuando Castiel me preguntó, le contesté lo mismo que a los demás pero él insistió, a lo que dije que no le incumbía. Eso desató una pelea. Gritamos, nos insultamos y al final Castiel se fue del salón.
Duramos una mes sin hablarnos. Me estaba volviendo loca. Me había quedado acostumbrada a pasar tanto tiempo con él que ahora me sentía sola. Eso me hacía volver a odiarlo, no me gustaba sentirme así, menos por él.
Un día salí tarde de la escuela, pues me había quedado haciendo trabajo del consejo de estudiantes. Me sorprendí mucho al ver que Castiel esperaba frente a la entrada, solo que no estaba solo, mi hermana lo acompañaba. Seguí mi camino, de hecho mentalmente me preparaba para ignorarlos, aunque algo inesperado pasó que me hizo hacer lo contrario. Castiel sonrió. ¿Por qué le sonreía a Amber? ¿Qué cosa podría decir que le interesara? después de todo a él nunca le agradó mi hermana, ¿qué pudo pasar para que le hiciera esa expresión? No dejaba de hacerme preguntas, con cada nueva me sentía mas y mas intranquila. Estaba celosa.
Me acerqué a ellos. -Amber, es tarde vete a casa...- dije con firmeza.
-No molestes, ¿no ves que estoy ocupada?- respondió haciendo un gesto con desdén.
-No era una petición, es una orden, vete a casa...- como la paciencia se me acababa mis palabras salieron en un tono casi severo. Nuevamente le ordene y agregué unas palabras que la terminaron por asustar, no tuvo más opción que irse.
Me quedé a solas con Castiel, y quizás fue por el sentimentalismo, por sentirme culpable o tal vez porque quería ser una idiota... Sin pensarlo lo jalé del cuello de la chamarra y lo besé. Sentí que estaba desatando meses de impaciencia en un solo toque.
Cuando lo solté me miró con picardía y esbozando una sonrisa del mismo tipo me atrajo hacia él. Entonces dijo: -El que rompe las reglas soy yo presidenta...- sin renegar deje que me besara de vuelta, que se apoderara de lo que quedaba de mi cordura.
Así estaba cayendo por un abismo sin fondo, y a decir verdad me gustaba. Si estaba bien o mal, eso no lo sabía. Al final ese era el beneficio de ser polos opuestos.
*Nota: el apellido de Castiel es inventado, ya que en el juego no se menciona cual es, yo quise darle uno.*
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Corazón de melón: Historias cortas
FanfictionPequeñas historias sobre los personajes de Corazón de melón, algunas románticas otras tristes. *Los personajes de esta historia, (a excepción de los inventados por mi), le pertenecen a Chinomiko. Esta obra está registrada en Safe Creative, prohibid...