- “BoyFriend.” 《4/4》
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Suspiró y se acerco a él, tomándolo por los hombros.
- Stu, ¿Q-Quieres ser mi novio?
-¿¡Qué!?
- Te amo, Dents.
- ¡Sí, si quiero, te amo!
El peliazul lo abrazó colgándose de su cuello.Murdoc no podía creerlo.
Su hermano se le declaró al amor de su vida.
Y lo peor,
Stuart aceptó.Quería desaparecer de ahí.
Ahora mismo.
Corrió con lagrimas en los ojos, nunca se había sentido tan débil.
Nunca había llorado.
Nunca había sentido ese inmenso dolor en su pecho.
Su corazón latía rápidamente mientras las lágrimas seguían saliendo de sus ojos.
Intentó aguantar ese llanto hasta llegar a los baños de la escuela.
Se encerró en los mismos baños.
Y, de tan sólo pensarlo, volvió a explotar en llanto.
Talvez, en estos momentos, Hannibal y Stuart estarían compartiendo saliva, comiendo helado juntos, agarrados de las manos, disfrutando de estar juntos.
O eso creía Murdoc.
Y estaba en lo cierto.
Creyó que en cualquier momento llegaría Stuart a abrazarlo, limpiar sus lágrimas y, volver a besarlo. Cómo en cualquier historia de amor cliché.
Pero no, Stuart ya era feliz con Hannibal.
Murdoc volvería a estar sólo, caer en depresión y dejarse llevar por el alcohol.
Y talvez, para que su vida dejara de ser tan miserable y triste.
Intentar suicidarse.
Lo cuál, no sucedió.
Prefería sufrir viendo cada día a su hermano y al amor de su vida besarse. Lo prefería, ya que, si se suicidaba, dejaría de verlo.
Salió de los baños con los ojos rojos e hinchados.
Sólo se fue directo a su casa.
Estuvo todo el día encerrado en los baños, las clases ya habían terminado.
Al entrar escuchó a la voz de Stuart gemir.
Por el amor a Satán. No ahora, por favor.
Corrió de allí , no quería volver a estar ahí.
Hannibal no lo volvió a ver.
Stuart tampoco.
Los vecinos de alado, los Hobbs, tampoco.
Ni la familia Kyuzo.
Cortez, la mascota de compañía de Murdoc, murió a los pocos días de hambre, ya que Hannibal no sabía siquiera de su existencia.